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domingo, 31 de mayo de 2015

DISPARADOR



 Un hombre muy delgado, pelo blanco con un abrigo de espiguilla. Lleva trozos de pan en el bolsillo. Tiene un secreto que nunca cuenta a nadie y vive en Madrid.

Escritores Creativos Palacio Salvo

Gustavo Oxehufwud

Un fallado engendro del demonio, vino a persignarse frente a mí y luego se metió en una casita que tenía una discreta bombita roja en su entrada.

Se decía que había quedado así, con el pelo blanco como su enemiga acérrima: "la leche", después de un furioso ataque al hígado por atravesar el umbral de los tres platos de buseca en el “Madrid”.

¡Qué bolichón! impagable pensaba, entre lo que camina y lo que se arrastra: cada personaje. Los codos acodados cargados de mundos paralelos, nunca lo dejaron morir.
"El Gavilán", le decían, comía por otros o para otros, porque comía como descocido y era más huesos que carne debajo el abrigo de espiguilla según los que siguieron su carrera por entre los vestuarios.

Caminaba torcido con gracia, como ya no se ve, de la plaza al boliche y del boliche a la plaza, con los bolsillos con migas de pan.

Gavilán circular vuelo
desde Madrid a la plaza
nunca faltó una torcaza
pa´alimentar los polluelos.


SECCIÓN: CARTAS DE AMOR

Escritores Creativos Palacio Salvo


Gustavo Oxehufwud
Mi mortalmente amada.                                    Montevideo 27 de mayo de 2015

De mi mayor revelación:
Por la misma aprovecho estas líneas-llave para abrirte la celda y dejarte ir de una vez por todas, dado que no tiene sentido seguir siendo guardián y preso al mismo tiempo.

Me gustaría poder recordar: ¿Qué pasó?, ¿por qué me fui? y ¿adónde estuve todo este tiempo? La marea me arrojó de nuevo al lugar de donde me sustrajo, pero no están tus brazos extendidos, tu calle y la esquina sin luz, para zurcir con recuerdos el momento donde nos quedamos.

Espero que esta carta en una botella que hoy tiro hacia atrás, la leas antes de conocerme, para evitarte el dolor inconmensurable que te causé.            
Sin nada más que lo que aún me desgarra, te llevé conmigo siempre.

PD: Confieso que te soñé antes de conocerte.

CAJA DE IDEAS

Escritores Creativos Biblioteca Ernesto Herrera
Rosa Cimbler

Victoria Arboleya, su mamá Juanita y sus siete hermanos viven en Villa Albina, departamento de Treinta y Tres.
El pueblo cuenta con  más de setecientos habitantes y se asienta sobre un terreno de un poco más de quinientos metros de altitud.

La familia Arboleya vive humildemente. Ya hace cuatro años que el padre falleció. Juanita debió incrementar su horario de trabajo para lograr un ingreso mayor, que junto a una pequeña pensión de su esposo, le permitiese vivir dignamente.
Se desempeña como doméstica de una familia adinerada que le hace sentir su aprecio y reconoce el esfuerzo que hace por salir adelante. Cuando llega a su hogar, agotada por las horas de labor, trata de no transmitir desesperanza, por el contrario busca colmar de ternura a sus niños.

Es conciente que debe apoyarlos hasta verlos convertidos en adultos responsables, capaces de asumir un destino independiente.
Victoria, de tan solo nueve años es la hermana mayor. A diario debe cabalgar siete km para llegar a la escuela. Lo hace sin protestar. Su madre le ha inculcado desde pequeña el amor por los libros. Su cara se ilumina cuando contempla las brillantes páginas de colores a la vez que lee y relee las historias contenidas en ellos. En la escuela Nº 24 a la cual concurre asisten apenas treinta alumnos.
Alicia, la maestra es una joven con una vocación férrea y un amor hacia los niños, que se refleja en su rostro bondadoso. Su trabajo no solo compete al área curricular sino que abarca también talleres con padres, labores de huerta con los niños y cría de animales domésticos.
¡Tan diferente a la labor de un maestro urbano! ¡Qué sensación de plenitud la invade cuando siente que su tarea le ha granjeado no solo el amor de sus educandos, sino también de padres y vecinos!

Su esposo la apoya y ayuda cuando puede. Se desempeña como Jockey, un trabajo tan arriesgado como emocionante. Esto lo obliga a viajar por diferentes hipódromos del país. Los caballos son su vida, ha establecido con ellos una relación de empatía difícil de explicar con palabras.
Alicia, ha prometido a sus alumnos que aquel o aquella que realice la mejor exposición escrita sobre el tema: Desafíos de un Jockey, podría visitar junto a ella el mejor hipódromo del país. Mejor aún, el viaje se extenderá también a un acompañante.
Victoria está muy interesada, sabe a ciencia cierta que su maestra la ha felicitado por sus tareas de expresión en múltiples oportunidades.
Dentro de su cabeza cuatro palabras repiquetean de continuo ¿Por qué a mí?
También Estela, su mejor amiga, Ignacio y Martín aspiran al premio. Llega por fin el día en que se develará el nombre del ganador.

         -Quien me acompañará a Maroñas es…¡Victoria! –dice la maestra con voz firme y segura.
La cara de la niña resplandece de alegría.
         -¡Gracias señorita Alicia! Mi madre se pondrá feliz.
         -Además decidimos con la Inspectora que también tus hermanos podrán venir, así que, ¡a prepararse! Nos vemos este lunes ya que el martes 6 de enero, no solo visitaremos el hipódromo de Maroñas, que se corre la carrera más importante del año: José Pedro Ramírez, sino que también conoceremos museos, playas y parques de la capital.
Serán tres días maravillosos. Nos hospedaremos en la Colonia de Vacaciones ubicada en la Rambla de Malvín. Sin duda, una experiencia inolvidable para la familia Arboleya y en especial para la hacedora de este milagro, la pequeña Victoria.





MI SUEÑO

Escritores Creativos Biblioteca Ernesto Herrera
Águeda Gondolveu


¡Qué día tan agobiante!
Había tenido un año agotador. Con miras a una buenas vacaciones, pensaba donde iba a descansar para eliminar las tensiones acumuladas en esa dura etapa de mi vida.
Nada me parecía atractivo, había mirado por internet las mil ofertas que allí había pero ninguna conseguía entusiasmarme.
Estaba paseando por el puerto, ocupada mi mente en oscuros pensamientos, cuando lo vi.
¡Qué magnificencia! ¡Qué líneas! ¡Qué porte!
Parecía surgir de algún cuento de hadas. Pensé que albergaba en su vientre los sueños de alguna princesa de tierras lejanas.
¿Cómo describirlo? Parecía una gigantesca ballena emergiendo del fondo del mar. Volví a mirar sus líneas armoniosas, el gallardo ondular de su bandera de origen y la de nuestro país, que luciendo orgullosa pedía paso como ofreciendo nuestras tierras a tantas miradas extranjeras. Desde luego estoy hablando de uno de esos majestuosos cruceros que todos los veranos nos visitan, albergando turistas de todas las naciones, de personas que como yo quieren poner una pausa en su rutina para poder disfrutar de un sueño.
Ese gigante de once pisos, según supe, tenía en su interior una sala de cine, teatro, varios restaurantes donde se podía elegir el menú, un atractivo free shop y para los más divertidos, varias salas de baile y un casino donde tentar suerte. No pude menos que convertirme en uno de esos afortunados seres que veía desembarcar con la alegría pintada en sus rostros. Rostros amarillos con sus ojos oblicuos que miraban queriendo atrapar en un solo momento todo el paisaje, rostros blancos que parecían no haber recibido la caricia del sol, rostros de alabastro de un lejano continente, hábitat del león bravo, un crisol de razas comenzaba a desfilar frente a mis ojos.

Ellos todavía tenían que tocar otros puertos, respirar otros aromas, disfrutar otros paisajes, sin duda, al regresar no podrán discernir qué lugar había dejado más impacto en sus retinas y por qué no también en su corazón.
Mi patria les tiende los brazos, les regala su cerro, sus suaves salinas y sobre todo la calidez de su gente.

Cuando emprendí el regreso supe sin lugar a dudas cómo iba a disfrutar de mis vacaciones.

sábado, 30 de mayo de 2015

SECCIÓN: CARTAS DE AMOR

Águeda Gondolveu

Madrid, 20 de mayo de 2015
 Amor
Sé que lo primero que experimentarás al ver desde dónde te escribo será estupor, un asombro que nublará tu mente y no atinarás a comprender.
Créeme si te digo que mi alma está en tinieblas, sabes bien que siempre fuiste mi luz. No sé cómo logro mantener el corazón dentro del pecho, siento que está a punto de estallar.
Pero qué puedo decirte para que entiendas que ya no puedo estar a tu lao, aunque me muera por estarlo, siento que a través de estas líneas tus lágrimas están borrando las letras que con tanto dolor escribo.
Siempre dijimos que lo nuestro era firme, que era demasiado grande, que nada ni nadie podrían impedir el cumplimiento de nuestros sueños. Sueños de hogar, de días y noches compartidas, de tristeza, de darnos sin egoísmos, en plenitud.
En este momento nos separa más que un inmenso mar, nos separa la vida y está lo inexorable, ya comprenderás por qué.
Esto es un adiós, un triste, un desesperado adiós y al decírtelo se me desgarra el alma.
Mi amor, estoy enfermo, el médico dijo: “no más de tres meses”.
Entonces, comprendí que no puedo atarte a mí, aunque sé que al saber por qué me alejo, querrás correr a mi lado para acompañarme en este duro trance. Pero, yo no quiero, no podría soportar ver en tu mirada, no digo lástima, sino un profundo dolor, que serías incapaz de disimular. Eres demasiado transparente, demasiado íntegra y sé que lo darías todo por mí.
Por eso puse tanta distancia, sin dejar dirección, sin abrir el Facebook, porque sé que correrías hacia mí y sería todo más difícil para los dos.
Te dejo libre, eres joven, linda por fuera y por dentro, esa es la mejor belleza que a su hombre podrás ofrecer.
Sí, porque pasado el tiempo del dolor, del desgarramiento, la herida comenzará a sanar y me recordarás con amor, al entender que nunca quise hacerte daño.
Arribará otro barco a tu puerto y en él llegará alguien que te podrá brindar lo que yo ahora no puedo, porque tendrá el privilegio de la salud que a mí se me niega.
Nunca dejaré de amarte, guardaré mi último aliento para pronunciar tu nombre, para llevarlo conmigo al encuentro con Dios.
Por favor, no trates de localizarme por ningún medio, ésta es mii voluntad y te pido que la respetes.
Si hay algo más allá de la vida, después que cumplas tu destino en la tierra, estaré esperando por vos.
Me diste lo mejor y lo llevo conmigo, por tanto mi deber es hacer lo mismo por eso te digo adiós, mi amor.
Te dejo el beso que ya no te podré dar.
Alberto



SECCIÓN: CARTAS DE AMOR

Escritores Creativos Biblioteca Ernesto Herrera   

Rosa Cimbler

Montevideo, 26 de mayo de 2015
Mí muy amado Enrique

Te sorprenderá que te escriba cuando hace apenas dos días nos encontramos en nuestro lugar habitual, aquel barcito encantador a cuatro cuadras de tu casa.
Desde aquel día inolvidable de febrero cuando el destino nos cruzó en aquella estación de servicio, mi existencia gris, adquirió como por encanto un color y un brillo que hacía tiempo había perdido.

¡Qué estremecimiento recorrió mi cuerpo cuando mi mirada se encontró con la tuya! Supe al instante que llegarías a ser más que una simple aventura para mí. Yo tenía el status de las damas respetables que conocen al dedillo los Shopping y los mejores coiffeurs de la ciudad. A mi paso, los hombres se giraban y me observaban con algo más que interés. Me sentía sexy a pesar de mi cincuentena que las cremas y los tratamientos estéticos ayudaban a disimular. Sin embargo, lejos estaba de sentirme feliz. Al contrario, estaba presa dentro de un matrimonio teñido por la rutina y el mutuo desinterés.

Mario y yo apenas dialogábamos sobre temas irrelevantes. Nuestra intimidad carecía del brillo y la pasión que ninguno de los dos se ocupaba de alimentar.
Cuando nos conocimos, la atracción fue mutua. Sentía tus ojos clavados en mí como desnudándome exterior e interiormente. Y además… ¡Cuanta conexión en nuestros gustos deseos y temas de interés!

Podíamos hablar durante horas sin aburrirnos y hacer el amor era siempre algo mágico y distinto. ¡Qué plenitud sentía! Hubiera deseado permanecer contigo hasta el último de mis días.
No obstante, amado Enrique, debo decirte algo que no me animé a contarte personalmente.
No volveremos a vernos.
Por razones de trabajo, viajaremos en los próximos días. Mi esposo ha sido trasladado por el Gerente de la empresa donde se desempeña a una agencia en Nueva York.
Te amo más que a mi vida. Contigo me sentí mujer, respetada, valorada y amada como nunca. Sin embargo no puedo abandonar a Mario. Es ya un hombre gastado, con un corazón que de vez en cuando le juega malas pasadas.

Nos conocimos siendo adolescentes y el mes próximo cumpliremos treinta y cinco años de matrimonio. ¿Cómo abandonarlo? Él me apoyó cuando el ginecólogo me informó que ya no iba a emprender más tratamientos de fertilidad, que anatómicamente era imposible que pudiera tener hijos.

No te pido que compartas mi decisión, sentirás bronca al principio, supongo. Eres diez años más joven que yo, estoy segura que volverás a enamorarte y podrás formar una familia feliz.

Te lo deseo de todo corazón.
Siempre tuya, Margot.



viernes, 29 de mayo de 2015

SECCION: CARTAS DE AMOR

Escritores Creativos Biblioteca Ernesto Herrera

Susana Maly



Montevideo, mayo 27 de 2015

Mi querido:

Hice muchos borradores que tiré a la basura, tratando de encontrar las palabras para lo que tengo que decirte. No quiero herirte más de lo que yo lo estoy.

Te preguntarás por qué en lugar de escribirte no te lo digo cuando nos veamos, es que si te vuelvo a ver, mi decisión se vendrá abajo, eso temo, porque te quiero más de lo que sabés e  imaginás.
Se que haré pedazos tu corazón igual que ya lo está el mío, pero tengo que alejarme, terminar esta relación que de hecho es lo más hermoso y completo que me sucedió en la vida.
No te preguntes ¿qué  es lo que hice mal?, al contrario, tu amor ha sido perfecto. Estando juntos  me  sentí  la mujer más amada, más protegida  y cuidada; solo espero que lo que te brindé hasta ahora, haya sido igual para vos.

Tengo que alejarme  y no desapareceré de tu vida así como así, porque sé que  merecés una  explicación. Es muy duro por partida doble, es que papá  y mamá decidieron separarse y ella quiere irse a Portugal que es donde tiene buena parte de su familia. Y yo como única hija no tengo la opción de elegir, no puedo quedarme acá, aún no terminé mi carrera y lo haré en este  otro país.
Lo lamento, siento que mi vida se está haciendo pedazos y conociéndote sé que estoy haciendo lo mismo con la tuya.

No obstante  me alejo,  una  relación a la distancia nunca funcionaría pues a causa de tus estudios  y trabajo, no podrás seguirme y nunca se me ocurriría pedir tan grande sacrificio.

Perdón por el dolor que te estoy causando. Estoy segura que cuando pasen los años, mi cabeza blanquee y mi piel esté como quebradizo pergamino, algún aleteo de mi memoria me traerá un recuerdo de esta decisión y pensaré que  estuve equivocada, quizás. Aunque hoy no puedo volver atrás.

                                               Te abrazo con todo mi amor.


jueves, 28 de mayo de 2015

CAJA DE IDEAS

EL DÍA QUE LOS RELOJES SE PARARON
(Asociado a la imagen de una silla)
Escritores Creativos Palacio Salvo

Gustavo Oxehufwud

Previamente
No se sabe que fue primero; si los relojes detenidos o las sillas.
El día en que los relojes se detuvieron las sillas estaban por todos lados, como carroñeras de esa convención agonizante: “El tiempo de los hombres”.
Soid contemplaba de espaldas su obra por terminar, cuando presintió que todo había sido en vano.

-¿Pero quién las puso ahí?, ¿Cómo llegaron?
Ubicadas estratégicamente resplandecían al borde de los caminos, recubiertas de espera dorada en cómoda madera fina, nadie podía escapar al impulso de asillarse.

Beluz era el único que con su sólo suspiro podía detener el tiempo subjetivo del planeta, pero nadie había sabido de él en mucho tiempo. Después de abandonar a Soid, prefirió internarse en el olvido, se sentía obsoleto,  nada podía darles a las personas que ellas no pudieran hacer o aprender  por  iniciativa propia.

He caminado sin descanso durante no sé qué tiempo, no tengo idea que es lo que pasa, pero está en penumbras siempre. A veces sospecho que  fue así toda la vida, y que lo demás sólo lo he soñado, me refiero a eso del día y la noche.
 No puedo parar, camino, camino, camino;  y  cuando me detengo  inmediatamente comienzo a sangrar por la palma de las manos. Una vez quise sentarme en una de las tantas sillas que ahí afuera están, y también mis pies y mis ojos comenzaron a sangrar.
Ahora que de caminar me muero, quiero contar lo que he descubierto….
II
Estas líneas que transcribí, estaban escritas con sangre, las encontré debajo de la silla en la que estaba sentado.
Como no era buena la luz, decidí levantarme y buscar un lugar propicio, sin saber bien que era lo que quería hacer con esa hoja.
Había olvidado  esta facultad de leer y escribir. Me costó mucho tiempo recuperar la habilidad, pero hoy somos muchos leyendo los libros que habían sido abandonados en las copas de los árboles, a donde hemos vuelto.


        

CAJA DE IDEAS

Escritores Creativos Biblioteca Ernesto Herrera


María Cristina Bossio

En una palabra, esto significa que yo podía hacer uso de mi computadora personal solo en contadas ocasiones. Esto es lo que saqué en conclusión después de la última discusión que tuve con mi padre.
Pero esto no va a quedar así –me dije-, tengo que contárselo a mis amigas. No paraba de pensar ¡qué injusticia!...el enojo no me dejaba pensar.
Tengo que hacerle entender a mi padre que soy una persona normal. Que uso el teléfono celular todos los días, las iPod, las iPhone y las Tablets, además de Internet. Yo sé que esto es como hablar en chino para él. Porque, vamos a ver padre ¿Qué crees tú que es Internet?...déjame explicarte qué es y para qué sirve.
Para hacértela fácil, imaginemos una nube gigante con múltiples archivos que sirven para subir y bajar información. Esa información es la que necesitamos para hacer las tareas diarias que nos piden los profesores en el liceo.
Convéncete papá que no existen los libros de estudio como antes. Aquellos diccionarios de inglés-español o italiano-francés. Hoy en día todo lo encuentras en Internet. Aquellos mapa-mundi de antes, hoy apretando un botoncito llamado ENTER y con u click de tu dedo sobre uno de esos enlaces a la nube gigante, se despliega todo el mundo a tus pies.
Si necesitas saber algo sobre la Revolución Industrial que comenzó en Inglaterra o sobre la Revolución Francesa, ya no necesitas concurrir a las bibliotecas y mojarte si llueve o abrigarte si hace frío. Allí, cómodamente sentado en tu casa, lo encuentras todo, todo lo que necesitas ¿En dónde?... ¡En Internet!
Ahora bien, porque soy una persona que vivo en éste siglo XXI es que uso además Internet, para comunicarme con mis amigas y conocidos.
De hecho, ese día que mi padre me pescó en la computadora, fue un día fatal. Yo estaba hablando con un precioso rubio de ojos celestes que conocí el otro día cuando estaba paseando con mi amiga Elena en la Ciudad Vieja.
¿Qué cómo se llamaba? Sinceramente no lo recuerdo. Lo primero que hicimos fue intercambiar nuestras direcciones electrónicas y esa noche nada ni nadie podía detenerme.
Allí estaba yo desparramada en el suelo de mi cuarto con la compu en acción y sobretodo con el ojo de la cámara bien abierto, escrutando todo a su alrededor.
¿De qué hablamos? De todo y de nada, como hace todo el mundo. En un momento me quedé pensando… ¿Sería ésta una de las pocas ocasiones en las que no podía utilizar la computadora?
Papá, nosotros siempre nos hemos llevado bien tú y yo.

¡Negociemos una vez más!

sábado, 16 de mayo de 2015

ORIGEN

Taller Escritores Creativos de Biblioteca Ernesto Herrera

Susana Maly

Acabo de mudarme de casa y he vaciado las últimas cajas que quedaban. Ahora  sí puedo decir que es mía, que me pertenece,  tengo conmigo  todo lo que me hace feliz.
Es una casa antigua, no envejecida  con buena madera en sus pisos, aberturas y vigas. Tres generaciones han pasado por ella y la han mantenido en este hermoso estado. Se destacan, la pequeña buhardilla y una galería en la parte trasera que permite disfrutar de un bello jardín con exuberantes rosas, margaritas y plantas de lavanda.

En ella han quedado algunos muebles de sus  dueños anteriores pero todo en buen estado pese al tiempo transcurrido. Corté algunas flores  y decidí subir  al desván para tratar de encontrar un jarrón que estuviera  acorde con mi ramo. Además quería hacer una inspección al contenido de dicho desván.

Encontré en él, un baúl lleno de ropa algo apolillada, también  muchas cajas bien ordenadas que me dispuse a abrir, solo había en ellas, fotos, libros y papeles inservibles para mí que decidí descartar más adelante. En una de esas cajas pude ver el jarrón perfecto que buscaba. Pero  en el fondo y casi perdido entre papeles hallé algo que llamó de inmediato mi atención. Tomé en mis manos una pequeña caja  de madera, era lisa por todos lados menos en la tapa donde tenía tallados delicados diseños. Pude ver seis redondeles, similares a ruedas con inscripciones casi borradas por el tiempo, también aparecían  números. Diez  rayos partían del centro  algunos con puntos marcados.
Le seguía una fina lámina de metal con una pátina de óxido y pequeños  remaches, luego una serie de cuadrados excavados, algunos con números que  se me antojaron recordatorios de posibles fechas, por  último tenía otra lámina de metal con dos cierres en ambos extremos que oprimí con cuidado.

Esto provocó que  con un suave chasquido la caja se abriera, levanté  la tapa con cuidado pero no estaba preparada para lo que ocurrió.
Me envolvió un remolino de niebla, sentí que me absorbía la tierra  olorosa y húmeda, era semilla, fui abriéndome camino a través de toda esa oscuridad y frescura,  me asomé a la luz, uní  mis ramas a un árbol cercano y comencé a crecer. Sentí como el agua de lluvia empapaba mis hojas y corría  por mi tronco, luego el vivificante calor del sol filtrándose entre mis ramas .Pájaros anidando en ellas y llenándome de melodías.

En un momento sentí  golpes  seguidos e intensos que herían mi tronco, mi sabia perfumada paralizó su viaje por mis ramas. Me sentí  caer, fui arrastrado hasta quedar en una oscuridad absoluta,  mi sabia seguía dormida. Algo me partió en trozos, podía sentir manos palpando mis vetas, gubias y formones horadando  mi corteza.  Ya no sabía en que había terminado pero sí sentí que  después de un tiempo de quietud  depositaban algo en mi interior. Mi  perfume se concentró  allí, entonces lo guardé.

Logré cerrar la caja, identificando el  aroma de sándalo que emanaba de su interior. No obstante, volví a abrir la caja pero ya no me dijo nada. En su interior solo había viejas  y amarillentas cartas y algunas flores secas con pétalos cual encaje. No quise leerlas estaban celosamente guardadas y así quedarían.


domingo, 10 de mayo de 2015

¡ADIÓS AL STRESS!

Escritores Creativos Biblioteca Ernesto Herrera
María Cristina Bossio

Rezaba un cartel en el planta baja del edificio de la otra cuadra. Me llamó la atención y le pregunté al conserje de qué se trataba.
Me hizo entrar y de paso fui a visitar a mi amiga María, del noveno piso.

-Hoy no hay ascensor –me dijo el conserje.- Se rompió y no sabemos cuándo lo podrán arreglar, cuesta mucha plata y los consorcios no quieren gastar ni un peso más.


Me dispuse a subir la escalera. Cuando llegué al tercer piso, casi  sin aliento, encontré en el rellano de la escalera un sofá, una mesa, un jarrón con flores, un caso con agua y una ventana abierta por dónde entraba la luz de la mañana.
Un viejito amoroso me dio los buenos días y me dijo si quería tomar asiento. Disfruté su compañía y seguí subiendo.
Cuando llegué al sexto piso, me faltaba el aire pero me tranquilizó ver la misma escena anterior. Allí había dos ancianos jugando a las cartas. Tomé asiento y me contaron que ahora se veían las caras, ahora sabían los nombres de los otros vecinos. Ahora las personas mayores salían al pasillo a hacer ejercicio y andar. “Hablamos más unos con otros”, me dijeron.

Además me contaron que entre los más jóvenes había surgido la idea de ayudar a los animales que quedaban solos y ladraban todo el tiempo, molestando a los demás.
Los inquilinos de común acuerdo les dejaban a sus mascotas durante el día “en custodia”. Los perros estaban bien cuidados por la gente joven que se alternaban unos con otros para llevar adelante la tarea. Los perros no solamente comían y bebían sino que socializaban con los otros perros de la comunidad. Algo parecido sucedía con los gatos que ya no se suicidaban tirándose de los pisos más altos.

Es una auténtica revolución de solidaridad –pensé.
Llegó un momento en que ya no se acordaban de que existía el ascensor. A quienes tenían exceso de colesterol en sangre, les bajó. Quienes tenían unos kilos de más, adelgazaron. A los niños les abrió el apetito. Todos aquellos que pudieron subir y bajar se sintieron más fuertes, más animados, con más vitalidad.

A los cuatro meses el ascensor ya estaba arreglado ¡Por fin! Exclamaron los que celebraron poder subir y bajar más cómodamente.
Entonces los vecinos dejaron de verse. Otra vez las articulaciones volvieron a doler, pero el ascensor funcionaba perfectamente.

Por un momento pensé que había conocido el mundo al revés.

jueves, 7 de mayo de 2015

EL ÚLTIMO DESTINO

Escritores Creativos Biblioteca Ernesto Herrera
Myriam Gesto

Se me apareció un día. No pude identificar qué era. En un principio, me pareció un pollo. Estaba en mi dormitorio, me quedé mirándolo, asustado, desconcertado, tieso.
-¡Qué es esto! -Grité.
 -Soy tuyo  -me dijo.

 -¡Ah! -Pensé-, qué loco, un pollo en mi dormitorio y todavía me parece que habla. .
-Sí -me contestó-, hablo, soy un pollo mutante.
-Pero acá alguien está loco. Yo no tengo pollos...
- Yo soy tu pollo mutante. -Me repitió.
-¿Mi qué? ¿Qué es eso? -Grité nuevamente.

En media hora llegará mi novia a casa, debo sacar esta cosa de acá...
- Vamos -le dije- abriendo la puerta de calle.

-¿Adónde me llevas? Yo de acá no salgo, soy tuyo, me quedo acá…
- ¡Vamos!
 Agarré una bolsa y lo metí adentro. Gritaba y pataleaba. Para que se quedara quieto le pregunté si quería dar un paseo.
Estoy quedando loco, pensé, me habla y yo le contesto.
No podía tomar un ómnibus con esa cosa. Tomé un taxi,
 -Hasta la estación de trenes…

Daba igual a dónde, así que tomé el primer tren que salía. Y me metí en un vagón. Lo puse bajo del asiento.
 El tren se puso en marcha y la cosa esa que era pollo y que hablaba se salió de la bolsa, y ahora parecía una rata con pinchos, sólo que quedó del mismo color que el pollo.
Yo miraba por la ventanilla, ignorando al mutante, pensando que no estaba.
Saltó y se quiso sentar en mi regazo, de un codazo lo tiré al medio del pasillo.
Se volvió pollo de nuevo. Y me miró como triste.
-Bueno, estate quieto, -le recriminé.

Esto es increíble pensé. 

El tren paró.
-Llegamos, -le dije.
-¿A  dónde? -Preguntó.
– A tu casa, -le contesté.
– Mi casa es la tuya...

No lo dejé terminar de hablar y lo metí de nuevo en la bolsa.
Bajé. Caminé un poco por los alrededores. No sabía qué hacer. Pegunté en la ventanilla a qué hora salía el próximo tren y me dijo ya.
Fui caminando al baño y lo metí ahí.
-Estate quieto un ratito que ya vuelvo. Cerré la puerta. Corrí, alcancé el último tren y me subí. Le pregunté al inspector el destino.


 -Adonde viven los pollos mutantes -me dijo.

miércoles, 6 de mayo de 2015

MI MAMÁ ME COMPRÓ UN MARUMITO

Escritores Creativos Palacio Salvo 
Juego literario en red
Participantes:
Nahomi Soldevila
Gustavo Oxehufwud
Celia Pierina Gola

Era domingo y como siempre mi madre se arreglaba, tomaba el último trago de café  y ordenaba la cama para que fuera lo más rápido posible. 
Pronto se fue a la  feria como todos los domingos   y  yo me quedé acostada un poco más, dormí hasta las once y media, porque la noche anterior había salido con mis amigos en un boliche de la  cuidad vieja.
Dos horas después, me lo trajo, era raro pero me asustaba su cariño que no tuve otra opción que aceptarlo  ya que lo había comprado por ciento cincuenta pesos.
Sosteniéndolo, quedé largo rato mirándolo, era un carro viejo, todo sucio  con un color gris  muy extraño en forma de camión de bombero, se notaba que era muy antiguo; no me extrañaba  que mi madre hubiera comprado tal artefacto, le encantaba las cosas antiguas y su colección era valiosa.


Aquella tarde lo seguí mirando en el estante de mi habitación y me dormí, a las diecisiete, me desperté y seguí mirando el estante, con impaciencia lo agarre y lo tiré en el sótano  aquello me volvía loca. 

Todos tenemos un “Marumito”, guardado en algún lado, aunque no queramos recordarlo.
A Ingrata le había pasado eso, la sensación de encontrarse con algo que no le gustaba pero tenía que recibirlo de la mejor forma posible, porque era un obsequio de su madre, en aquel domingo en que pensó: que su hija tal vez podría apasionarse también por las cosas antiguas y a la vez extrañas, como le ocurría a ella .
Estos objetos, porque ahí está su razón de ser, ser objetos, apreciarlos con la vista y tocarlos lo menos posible, jubilarlos de alguna función originaria para la que fueron creados, (cuando eran otros objetos, y no estos en los que devinieron),  también saben guardar algo de sus dueños anteriores.
Y al volver a releer la carta de Ingrata, reconozco que en ella nunca hubo maldad ni desprecio, sino carencia en el discernimiento de lo que su amplio sentido de la percepción le avisaba.
Aquello que devendría en horror, pasó desapercibido en el comienzo.

Su madre se lo había regalado en la esperanza de que sacara lo creativo de su alma. Se esperaba que lo decorara, lo ubicara en algún lugar, le diera un nombre. 

Sin embargo Ingrata carecía de cualquier tipo de iniciativa. Su percepción de la vida no iba más allá de su vista. Su madre nunca regalaba objetos para solo admirar, tenía la manía de buscar polvo para espolvorear. Ingrata, sin bien lo había abandonado en el sótano, había sentido algo por el Marumito. Algo la había movido. 
Su carente discernimiento de la percepción disminuiría. 

Pero Ingrata se volvería un Marumito. Un algo empolvoreado, viejo  aunque con magia por dentro. Un Marumito en búsqueda de alguien que la reviviera...
El embrujo estaba hecho.