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miércoles, 6 de julio de 2011

“MARIPOSAS EFÍMERAS VOLABAN DE MI PIPA”


   …, tan fugaces y breves  como lo estaba siendo mi vida. Perdido entre el humo del tabaco holandés, esta vez aromatizado a chocolate y vainilla y un trago de ron, mis recuerdos se elevaban tratando de aterrizar en algún valle que pudiera darme el aliento que necesitaba para no evocar más el amor perdido de esa mujer que supo encantar mi vida, regalándole a mi soledad ese brillante colorido que se refleja a trasluz del polvillo que desprende el aleteo de las mariposas primaverales. Hoy no tengo nada sin los enigmáticos ojos de Sofía, hoy no tengo nada sin su suave piel…
Sin embargo puedo percibir aun su presencia, siempre algo queda en el alma y en el corazón cuando se ha vivido un gran amor. Una sonrisa recibe primero a mi pipa y luego a la copa, es mi única salida, recordarla una y otra vez; Sofía salió de mí así como se desvanece el humo del tabaco pero quedó grabada en mí hasta la eternidad, ella vive en cada momento infinito. Deposité la copa con el dulce néctar y mi aromática pipa en la mesita al costado del sillón, y dormitando soñé en aquellos  días de hace tantos años, pero como si fuera ayer, cuando la conocí en la Sorbona de Paris, ambos estudiantes jóvenes y audaces. Nuestros paseos de la tarde, abrazados por la cintura, caminando lentamente por la orilla del Sena, oyendo sones de música y los gritos de los bouquinstes, con los corazones palpitando de emoción y de amor.
Nunca podré olvidar nuestros encuentros rápidos pero intensos. Su perfume a mujer fresca. Su cara de muñeca antigua. Sus manos pálidas jugando con mi pelo.
Ha pasado mucho tiempo y aún hoy, cuando creo que aún aleteas junto a mi, siento que se mantiene válido lo que te escribí  cuando era joven.
“ Te quiero y te cubro. Eres como una paloma mojada y mis manos te acarician, como secándote el plumaje. Bajo la lluvia de los bulevares, corremos como una sola persona, riendo y disfrutando. Como si fuésemos dos almas fundidas en una. Como millones de besos reunidos, cual mariposas, reconociéndose, por el perfume.”
Dejando atrás el sopor en el que estaba sumergido releo por enésima vez la breve misiva que aprisiono con manos temblorosas. Llegó esta mañana, alterando mi apacible rutina y despertando fantasmas y demonios que creía sepultados para siempre.
No reconozco en ella la cuidada caligrafía de antaño, quizá los años han cumplido su ineludible tarea, ¿o será que la mente impide que me rinda ante lo evidente? ¿En verdad la has escrito tú, Sofía?
Durante décadas esperé saber de ti, mas vana fue la espera. Siento que esta carta llega demasiado tarde, que no tengo ya fuerzas para asumir el riesgo de encontrarnos. Espero llegues a comprender que la ausencia de respuesta indicará que no puedo permitirme hacer añicos la magia que envuelve tantos recuerdos, mi tesoro más preciado… pero que continuaré amándote hasta el último día de mi vida…

Cadáver exquisito:
"Mariposas efímeras volaban de mi pipa"
Ficción del grupo de trabajo del taller creativo del Club Banco República
2011