Soltaré el vestido
Soltaré el vestido que volará mis curvas
gota a gota
acariciará mi cuerpo el agua tibia bendecida
mientras la espuma buscará desnudar
aún más
mi piel irreverente
abriendo infinitos poros
intranquilos y atormentados por recibirlo.
Me envolverá la suavidad
del esponjado blanco de un toallón colgado
se deslizará en mis torneadas piernas
arrullando mi sangre dispersa
como esas manos
que estallan mis sentidos
cuando me viajan
elevando al cielo regado de soles de ocasos
la necesidad de mi apetencia.
Mi cabello suelto
y encendido
y rubio ensortijado
perfumado de mimados jazmines
y tenues vainillas
darán un marco perfecto
a la ventana de mi evidente rostro
cuando ilumine mis labios
acariciados de “rose dévètu” para esa boca.
Vestiré de emulsiones y aceites mi cuerpo
darán la sensación de humectados pétalos de rosas
para esos labios
como perfumes
y esencias
y aromas
y tersuras
que no perderán el rastro cierto
de mi impaciente refugio.
El mejor encaje negro se estampará en mi piel
para esos ojos verdes
antes del vestido rojo de diseño lujurioso
que he dispuesto para este encuentro.
El cierre en la espalda
lo subiré sin detenerme y sin mirarlo
con la ansiedad de que caiga
en mis pies de una buena vez.
Unas gotas de mi peregrina fragancia
rosas blancas y de oriente
en cada lugar de los que visitará su olfato voluptuoso
calzaré stilettos
y de paso decidido, firme y aguerrido
iré a su encuentro
para no volver siendo la misma mujer.
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