LOS QUE NO QUERÍAN MORIR.
Cristina Bossio
Las criaturas de la noche se agitaban, preparándose para atacar o ser
atacadas. Estos seres salvajes se criaban allí en las sombras.
Los dedos huesudos buscaban a los soldados que custodiaban las
galerías formando un laberinto interminable. Desde las trincheras se
defendían vigilando los posibles movimientos del enemigo.
Por momentos estaba todo tranquilo. La batalla no había comenzado
aún. Ellos se preparaban para lo peor, no querían morir, pero en un
instante todo podía cambiar. La idea de la muerte les rondaba por la
cabeza.
Uno de ellos se despedía por carta de su familia. La batalla es
inminente, les decía. En éstos difíciles momentos sólo pienso en
ustedes, espero que estén a salvo y que recuerden lo mejor de mí, como
hijo, hermano y esposo. Cuiden a mi familia y manténganse alejados del
peligro.
No dió tiempo a nada. El líquido letal se desparramó rápidamente por
toda la superficie. Todo se inundó dejando un tendal de bajas. En ésta
batalla química, se podían contar los cadáveres que habían caído, por
docenas y ahora yacían absolutamente muertos adheridos al peine de
metal.
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