Responsable: Mónica Marchesky

Seguidores

domingo, 26 de marzo de 2017

EL APRENDIZAJE DEL HOMBRE

Escritores Creativos "Jardín de ideas" 2017

AL MAR

Sé que no me amaba pero su mirada tierna y sus palabras candentes penetraron mis dudas y se instalaron cómodamente en mi corazón con mayor intensidad. La conciencia era como un río que conectaba con los tiempos de un pasado feliz. Con el paso del tiempo ese sueño se volvió recurrente: El ya no me necesitaba, ya no apreciaba mis caricias, hacía caso omiso a mis pedidos. Entonces despertaba empapada en sudor, el corazón quería escapar de mi cuerpo y gruesas lágrimas se deslizaban  por mis mejillas ardientes. 
Me serenaba pensando que todavía era mío.
Mi  boca  callaba el dolor pero yo intuía lo diferente.
Me turbaba sobremanera un probable cambio.
Mi sentido de pertenencia se mantenía muy sólido.
El amor seguía en camino.
En los diferentes acontecimientos que se presentaron a diario y pese a todo, la visión nocturna persistía, ya no la soportaba. 
Procuré en sórdidas averiguaciones de hacerme de un enorme libraco de magia negra.Había decidido cortar con mis desvelos nocturnos, por la duda que me hería profundamente.
Tomé precauciones de esconder el volumen.
A solas y sin saber por donde comenzar, me trasladé, con mi nueva pertenencia al fondo de la casa, en una pequeña pieza destinada a enseres innecesarios, entre los cuales unas viejas ollas servirían de caldero.
Bauticé el lugar como "Salem".
Abrí el libro al azar. La ilustración mostraba una especie de bulbos en tres colores. Las hojas de papel de seda se movían acompasando mi lectura:
"Busca un barrizal. Recoge un palo de peregrino muy largo."
"En la noche remueve el lodo."
"Encontrarás una cebolla verde, otra roja y la última la elijes del color que más te guste."
"Colócalas en un caldero. Vuelca en él tinta roja y deja la cocción por espacio de veinte minutos exactos.
"No olvides que durante ese espacio tienes que repetir tres veces este conjuro:

                                               "El monte negro
                                                se cubre de nubes negras
                                                 y junto al  césped ranas negras."
                                                  "El ciervo corre alerta
                                                  se pierde en la colina negra
                                                  donde lloras vestida de rojo".

La lectura se me facilitaba hábilmente:
"Cuando enfríe la colocas en una taza de esmalte."
"Con sumo cuidado deposítala debajo del lugar que ocupa tu amado, donde florece el amor."

Sin miramientos cumplí con la sabiduría del libro al pié de la letra.
La noche se derramó sobre nuestros cuerpos unidos y el sueño nos entrelazó con un perfume desconocido. El despertar del nuevo día la paz había regresado. Habían terminado los meses de fatigoso vacío. La solidez de mi pertenencia se desató en mariposas blancas que se volcaron a la luz del sol. Por una vez el sueño fue diferente:

"Un libro de tapas negras se hundía en el barrizal y de los pequeños círculos concéntricos brotaba una planta que luego dio una flor azul"...Nunca supe su nombre.    

No hay comentarios:

Publicar un comentario