Escritores Creativos Experimental de Malvín
Participantes:
Sebastián Domínguez, Betty Chiz, Daniel Garderes, Nedy Varela
PRIMO – Gonza-. Sebastián
El la vio y se ocupó de
que ella lo viera. Años soñándola en las noches sin sueño. La he visto y me ha
mirado –recitó.
Siguió sin creer en
Dios, pero volvió a creer en sí mismo cando un beso estalló en su mejilla.
Caminos que se unieron en el campo familiar. Conoció el vacío cuando ella se
fue. Se había enamorado de esa prima lejana por parentesco y por distancias.
Salieron todas las
palabras acumuladas en años. Ella acusó el impacto. Se derritió al calor de las
emociones y acordó recuperar el tiempo perdido.
-Hoy no puede ser,
mañana sí. A las diez…la casa estará habitable?
-Mañana lo estará –contestó
Gonza- y quedaron de verse al otro día.
Volver al ayer,
volviendo a la casa familiar.
JOVEN - Betty
Tengo 25 años. Los
cumplí ayer. Me llaman la peque. Cuando era niña mis padres me traían con
frecuencia a la chacra en Santa Rosa. Era de mis abuelos. Mis padres murieron
en un accidente automovilístico y me criaron mis tíos. Al poco tiempo de esa desgracia,
mis abuelos vendieron la chacra a unos primos míos que yo no conocía. Nunca más
volví. Soy profesora de educación física. Buena figura. Vivo en Montevideo. Soy
muy exigente en mi profesión y conmigo misma. Nunca encontré por ahora un
hombre a mi gusto aunque conocí unos cuantos. Cierto día me encontré con
uno de mis primos, Gonza, en la cafetería del club donde imparto mis clases de Pilates.
Él, muy buen mozo, venía de jugarse un partidito de tenis. Se dedicaba a
exportar productos de la granja y vinos. En la conversación recordamos aquellos
días de nuestra infancia cuando nos hacíamos una cabalgata en los petizos. Me
propuso que si estaba de acuerdo, me pasaba a buscar al día siguiente a las 10
a.m. para ir a la chacra que pertenecía a familiares y él estaba vinculado con
ellos por los vinos que producían. No me pareció mala idea. Previamente me
compré unas prendas muy provocativas porque precisamente esa noche iba a ser la
noche de la nostalgia y nunca coincidí con nadie pasa celebrarlo. Capaz que
esta vez se me daba. En las medierías Sí-Sí había un señor “adulto mayor” que
estaba comprando ropa para su señora, pero miraba de reojo la que yo estaba
eligiendo. Y a su vez me miraba a mí por el espejo de un probador que estaba
abierto. Tuve la sensación – que me halagó – de que yo le había despertado el
morbo. Cuando salí, el vejete me estaba esperando al lado de la vidriera. Me
invitó a tomar una copa. Ese día no iría a trabajar, y ya había estado en la
peluquería, en la podóloga, etc, así que decidí aceptar el convite. Ni bien
subí al coche, en lugar de llevarme a una cafetería cercana, enfiló para la
ruta 5 por los accesos. Era la hora del crepúsculo. El Renault iba a velocidad
de crucero y yo iba mirando por dónde íbamos. De vez en cuando, Enrique, como
se presentó, me miraba de reojo, vaya a saber con qué fantasías. Me invitó con
una petaca de Jonhy etiqueta negra. Entró por una zona flanqueada por viñedos,
establecimientos agropecuarios y de elaboración de dulces, cuyo aroma nos
inundó como si hubiésemos degustado caramelos. Entre la música suavetonga y el
cansancio acumulado por la jornada matutina en la pista de atletismo me quedé
dormida y supongo llegó a santa rosa. Llegamos a una chacra parecida a la que
conocí desde niña y que mañana visitaría con mi primo.
Cuando ingresamos por
una avenida de álamos, saludó a una señora y me dijo – es la casera.
Las puertas, las
ventanas, todo era igual. No me inquieté. Me pidió que me pusiera la ropa que
tenía en las bolsas. Yo entré en el juego, más que nada porque me divertía la
imagen del sesentón fascinado por mi cuerpo. Le hice abrir la cartera, que ahí
iba a encontrar unas esposas y que me las colocara en las muñecas y en los
barrotes de la cama. Dos copas, el whisky y música envolvente hicieron su
trabajo. Cumplió y me esposó…
HOMBRE OBESO- Nedy
Quién me iba a decir
que, por venir a comprarle a mi mujer medias a Si-Si, porque estaba enferma ,
me llevaría esta sorpresa.
Sé que no soy muy bien
parecido, pero esta mina me pedía a gritos que la fichara mientras compraba su
ropa interior tan sexy que creo que se
me paró todo, incluso el cuore.
Sus labios sugerentes
me daban señas extrañas mientras pagaba las medias de mi mujer. Cuando la
empleada me preguntó si las llevaba para regalo, le dije que sí porque era el
cumpleaños de mi abuela. ¡Pobre abuela! Se debe estar dando vuelta en el
sepulcro, yo que fui el nieto más mísero que ni siquiera le llevé flores al
entierro.
La cuestión es que
pagué y me quedé arrimadito a la puerta de salida para esperarla. Cuando salió
me miró con ojos de fuego y me dijo ¿qué hacemos? ¿querés que estrene para vos
esta ropa?
La miré de arriba
abajo, creo que debía ser un poco más grande que mi sobrina, o sea: muy joven.
Por supuesto que pensé “este chiche me
iba a salir carísimo”.
En un breve instante el
reflejo de la vidriera me envió la imagen de un hombre obeso, de papada
prominente, bien vestido, pero realmente no muy agradable, teniendo en cuenta
los muchachos que salen en los comerciales que tienen marcados todos los ravioles
musculares del pubis para arriba. Sin querer pensando en eso le sonreí, yo
también tenía mis ravioles…
Aunque pensándolo bien
ya habían caído varias pichoncitas bajo este físico tan dotado.
Ella me tomó del brazo
y de pronto, sin pensar en nada, estábamos en la habitación de la chacra. Cerré
la puerta instintivamente, aunque sabía que en ese momento no había nadie.
Miré mi billetera, por
las dudas, pensando cuánto me iba a salir esta farra.
Ella se tendió en la
cama y a mí la cabeza comenzó a darme vueltas.
¿No te parece que vamos
muy rápido?- pregunté.
Ella sonrió pícara y me
dijo –si querés demorar un poco más tendrás que esposarme, dentro de la cartera
están les esposas.
La miré y ya estaba tan
excitado que me puse a revolver dentro de su cartera como un enajenado.
Mis manos tocaron algo
duro y con una cadena, eran las esposas…
Esposame, gordito,
esposame, que así me gusta más. Luego podrás ponerme la ropita que compré y
jugaremos a la modelo que ha sido raptada…
Vos serás el detective
que ha venido a salvarme y por supuesto que tenés que tener tu pistola en la
mano cuando descubras a mi raptor.
En algún momento de mi
locura, ya casi absoluta, creo que pensé que la mina se había tomado algo ¡y
muy fuerte!
Ahora estaba esposada a
la cama y comencé a desvestirla y a tocarla. Me fui subiendo de a poco sobre su
cuerpo, sintiendo su respiración y su risa que me decía que podía seguir con el
juego.
Mi cabeza era un solo
latido junto al golpeteo de mis sienes,
mis ojos ya no veían .De pronto me pareció que alguien entraba en la
habitación.
EL DIA DE LOS HECHOS -
Sebastián
Esa tarde Gonza llegó a
la casa y comenzó a descargar útiles de limpieza, ajuar de cama, flores…lo
mejor para la mejor. Un mal presentimiento lo hizo temblar al ver la camioneta
en el garaje. No sabía por qué miró hacia adentro. Quedó paralizado frente a la
ventana. El violador la tenía desnuda, atada
a la cama. Cuando volvió a la realidad, el hombre había dejado de
resistir. La había salvado.
Pero entonces vio la
ropa de ambos cuidadosamente ordenada en unas sillas y lo comprendió todo. El
horror y la ira lo atravesaron. Entró sin llamar, luego de ocuparse de su tío
lejano, sus manos fueron directamente al cuello de su prima, demoraron en
aflojarse. Se sintió perdido. La cárcel lo esperaba. Respiró hondo, dio varias
vueltas alrededor de la casas hasta que pudo pensar.
Los dejó en la misma
posición en que estaban cuando llegó, en silencio y para siempre.
SEÑORA DE HOMBRE OBESO
- Sebastián
No por desearlo tanto,
hoy me veo libre de una gran confusión. Me esmeraba en la cocina. Todo lo que
los médicos le prohibían a Enrique, llegaba a la mesa en abundancia. El sobrepeso
podía dar fe a mis humillaciones. Confiaba en los médicos. Pero hoy, con la
visión tan grotesca de su final, mis sensaciones cambian vertiginosamente,
asco, ira, desprecio, pero también sensaciones que quiero evitar y no puedo. Llegan
a mi mente sueños compartidos, caricias que estaban olvidadas. Vi a la persona
que fue y que dejó de ser. Por primera vez descubrí que yo también era
culpable. Enamorarme del ginecólogo, del feriante, del sanitario, entre otros…me
alejaron de él. Dejó de ser el centro de mi atención. Aclaro, todo sucedió en
mi mente. Ellos no se enteraron, pero él, sintió el vacío. Tuvo que verlo en el
abandono de mi imagen, en el desorden de la casa, en el desinterés por el
placer del cuerpo compartido. Sus infidelidades me humillaron pero en el fondo
agradecía que alguien se ocupara de esa sucia tarea (sucia para mí).
Se las ingeniaba para
que me enterara. Se me fue haciendo imposible la situación. Hoy inmóvil su
cuerpo, halada mi alma, no se quién soy y menos quién voy a ser.
EL INVESTIGADOR -
Daniel
¡Qué viaje de arena
gruesa! Otro caso en esas chacras que solo usan para cometer infidelidades.
Menos mal que mi
ayudante ya encaminó las instancias de rutina, lo que me ahorra trabajo.
-Hola
pinche: ¿Ya está resuelto el caso?
-¡Que
va! Está complicado, el forense no tiene dudas de que los mataron a ambos, pero
no quiso arriesgar opinión.
La que me mostró algo
raro fue la casera. Me llevó a ver que en torno a la casa había una cantidad
grande de pisadas marcadas en la tierra húmeda y como si hubiera pasado mucha
gente. Vino la técnica y están analizándolas.
Lo demás parece estar
en orden, como que nada hubiera pasado en esa casa. Solo en la cama hay
desorden y los dos cuerpos, de un hombre viejo y una mujer joven; hasta la ropa
que usaban está colocada en forma prolija sobre unas sillas.
-¿Son
los habitantes de la casa los muertos?
-El
hombre sería el dueño, pero hay que confirmarlo aún; la mujer tenía su cartera
con documentos y celular, ya los están estudiando a ver que nos dicen.
-Daré
una ojeada, si confirman algo –lo que sea-, me avisas enseguida.
-Hola
oficial: ¿Qué me dice de esas huellas?
-Es
muy extraño. Parecen ser de la misma persona, están bien marcadas, no ofrecen
dudas, son de un tipo de calzado deportivo y la persona sería de peso medio
pesado. ¿Por qué hay tantas? No sé. Como si hubieran practicado correr
alrededor de la casa, dándole vueltas, quizás. A la entrada hay huellas de dos
tipos de neumáticos de vehículos.
-Pinche,
por favor, dame la lista de llamadas de los celulares.
-El
hombre llama a muchas mujeres, a casi ninguna le repite la llamada; no registra
llamadas al celular de la mujer. Llama muy pocas veces a su casa. La mujer llama
a varios gimnasios y a un número que se repite varias veces, estamos
localizando a su titular.
-El
forense avisa que no hay duda: doble homicidio, mañana envía el informe
completo.
-El
número al que llama la mujer pertenece a un señor XX que es pariente del dueño
de la chacra. Lo enviamos a buscar.
Durante el
interrogatorio el señor XX se muestra muy nervioso, no logra explicar su relación
con la mujer asesinada. Los neumáticos de su auto coinciden con una de las
huellas encontradas a la entrada de la chacra, pero no sirve como prueba, sino
como indicio que pudo haber estado en ese sitio. Mandé pedir orden de cateo a
su casa.
-Pinche
¿Qué obtuvieron en la casa de XX?
-Tenemos
unos pares de zapatos deportivos, uno con barro –que están analizando a ver si
coincide con el tipo de tierra de la chacra- y un objeto que podría ser el arma
usada. Veremos si se ajusta a lo que informa el forense.
Asunto resuelto. Se demoronó
XX y se hizo cargo del delito. Aún no sé si las esposas se las colocó el occiso
a la mujer o si fue su asesino, pero ya no importa.
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