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domingo, 1 de noviembre de 2015

RASHOMÓN "EN LA CASA ABANDONADA"

Escritores Creativos Experimental de Malvín

Técnicas utilizadas: Rashomón y Cajas Chinas.


Dificultad del juego: Alta

1. Ana - Mabel (domingo de tarde)
2. Luis - Walter (domingo de tarde)
3. Hija - Sergio  (domingo de tarde)
4. Hijo - Diego F. (domingo de tarde)
5. Vecina  y Oficial - Diego V. y Daniel (domingo de tarde)
6. Leonor - Stella (domingo de tarde)
7. Investigadores- Célica y Sebastían (5 años después)
8. Narrador – Ruth

En la inmobiliaria estaba a la venta la casa de la costa, donde hacía algunos años había sucedido una desgracia. El empleado se resistía a ir hasta allí, porque era supersticioso.
Luego de darle vueltas al asunto, un día no pudo sacarle más el cuerpo y con paso decidido, se le ocurrió entrar. La casa tenía dos plantas, amplios ventanales y mucho desorden.
De los muebles poco quedaba. Subió al segundo piso y en el suelo encontró una fotografía del rostro de una mujer. Al darla vuelta, leyó en cursiva:
         “Luis, para que nunca me olvide, tuya siempre Leonor.”
Testigo mudo de una desgracia -pensó depositando la foto sobre una mesa.
Finalmente se supo que una nueva investigación había llegado a revelar el suicidio. La esposa al morir, había dejado tras de sí un halo de misterio que no se resolvió por mucho tiempo; pero luego de cinco años y a instancias de otro investigador  el caso se había cerrado. “Suicidio” fue la carátula del expediente que se archivó por disposición del Juez.
No sé cómo voy a hacer para vender esta propiedad, -dijo mirando hacia el patio y la imagen de la occisa, vista en aquel diario, una vez más asaltó sus ojos. La palidez del cuerpo desnudo de la mujer y un hilo de sangre que comenzaba a salir de su cabeza lo trasladaron hacia el pasado...

ANA (Esposa muerta) Mabel
Estoy cansada, me levanto porque soy una máquina que responde a un dictamen impuesto, cada día es una copia del anterior.
Hoy domingo, me reúno con las chicas, ¡como odio eso!, es una rutina estúpida, todas actuamos sorprendidas por el último chisme.
Dios ¡tengo que vestirme! para ese juego tonto y aburrido. Todo es una farsa, si nos rascan un poco encontrarán un montón de basura putrefacta. No puedo más, esto me asfixia, me consume. Me miro desnuda ante mi juez, el espejo, solo veo un montón de huesos, cubiertos por una piel seca, despojada de cualquier tipo de humanidad.
Me pregunto cuando me perdí, en este mundo de sombras. Vendí mi alma al mejor postor y este me exprimió sin piedad. Elijo el mejor disfraz para la ocasión, acorde a mi posición social.
¿Cuándo empezó esto?, ¿Cuándo la bebida se convirtió en mi confidente y la depresión, en mi mejor amiga?
Hace una eternidad que me casé con Luis, yo era joven, él me deslumbró. Hasta compró a mis padres, como si fuéramos objetos expuestos, a la venta.
Al principio todo era perfecto, hasta que un examen ginecológico, dio la estocada, y derrumbó ese castillo de felicidad. Una sola palabra terminó con todo: ESTÉRIL.
Me fueron robadas todas mis ilusiones y mis sueños fueron cortados por la guadaña del destino.
Estaba seca, mi vientre muerto, para Luis fue un golpe a su hombría, a su apellido, había perdido su perpetuidad.
Todo comenzó a desmoronarse entre nosotros, solo nos convertimos en una pareja de apariencias, yo me dedicaba a dar clases de jardinería japonesa y a eventos triviales, y Luis se hundió en su trabajo.
Éramos la familia ejemplar, Luis, los  niños y yo, todos nos celaban. Nuestras fiestas de fin de año, se destacaban por un cálido toque familiar.
Yo me perdí entre copa y copa, miraba a toda esa gente, ajena, superficial y pensaba: si supieran que todo es una puesta en escena.
Que esos niños, a los que llamo hijos, no lo son; son hijos bastardos de Luis, de sus amantes de turno. Aprendí a esconder los secretos familiares, cada vez que una de sus amantes aparecía embarazada, yo viajaba a Europa, con la excusa de que tenía un problema en la sangre, y necesitaba medicina especializada, de lo contrario perdería al bebé. Era una maestra en la mentira, por si algún curioso preguntaba.
 Un timbre interrumpe el silencio del cuarto.
Bajo con desgano las escaleras, en la puerta de entrada visualizó una figura femenina.
Abro la puerta, preguntado
-¿Que desea?
 - Buenas tardes, soy Leonor, la otra.
Mis piernas no me responden, la tomo del brazo, cierro la puerta y la llevo a la biblioteca.
Ella habla y habla, no puedo escucharla, estos minutos me parecen interminables, solo la miro, joven, bonita, yo vieja y gastada.
Le digo que me deje su teléfono, que luego me comunicaré con ella. Lo escribe en un pequeño papel que encuentra en su cartera y me lo entrega, agarrándome con fuerza la mano y con lágrimas en los ojos, diciéndome:
-Espero su llamada.
La empujo y le grito, ahogada en mis propias lágrimas, la echo a la calle, como quien desecha algo sucio, repugnante.
Subo a mi cuarto con las pocas fuerzas que me quedan, todo mi ser me dice que la historia se vuelve a repetir, mi corazón ya no aguanta tanta humillación, tanto dolor. Me despojo de mi ropa, que me ahoga, mi mente comienza un camino sin retorno. Desnuda, como vine al mundo, subo a la azotea, libre de deudas, sin ataduras, miro hacia atrás buscando la salvación, pero estoy sola, como siempre lo estuve. Me acerco al borde de la azotea, y en el vacío veo mi liberación, la muerte me extiende, su mano cálida.

LUIS (Esposo) Walter
Es una tarde de domingo, llego a casa, conduciendo mi auto, volviendo de un viaje de negocios y al ver a la policía y ambulancias en mi puerta, bajo corriendo y me encuentro con el cuerpo de mi esposa muerta! No puedo creer lo que ha sucedido. Estaba sola en la casa ya que mi hija y su hermano estaban en casa de amigos y tíos. Que terrible desgracia!

LETICIA (Hija-18 años) Sergio
Soy Leticia, tengo dieciocho años y muchas ganas de vivir la vida con todas las enseñanzas que nos da. Dicen que soy alegre, simpática, bonita y muy sociable. De cuerpo elegante, hermosas facciones y juveniles todavía, que no demuestran haber pasado la adolescencia. Vivo con mis padres y hermano menor. Una enorme casa de dos plantas, tres habitaciones, dos baños, cocina, comedor, living y un gran patio exterior. Finalizando el terreno, hay una variedad de árboles frutales, los cuales son la devoción de mi padre. La relación con mi madre fue fructífera, hasta que un día lo dejó de ser; cuando ella comprobó que mi padre tenía una amante, quien era su secretaria Leonor. Desde entonces ella fue decayendo abruptamente con extraño carácter impulsivo por momentos, de quien se adueñó la depresión. Pocas ganas de comer tenía; vistiendo siempre la misma ropa sencilla. No se pintaba ni perfumaba. Cada vez con más frecuencia tomaba alcohol. Conclusión: se sentía abandonada y muy decepcionada; pues el entendimiento con mi padre era diferente. Él siempre me sonreía y preguntaba por mí. Muchos no eran los diálogos, ya que por razones laborales, viajaba constantemente. Lo que sí me hacía pensar, eran las veces que lo escuchaba hablar en voz baja con su secretaria desde casa. Oía entre frase y frase, cosas que no eran precisamente temas de trabajo. Tenía la característica de ser simpático, sociable y de buen humor. Lo demostraba al entrar y salir de casa, cuando la vecina detectaba su presencia, ambos no escatimaban el tiempo en diálogos cortos, suspicaces y dejando al descubierto el doble sentido de la conversación. También los piropos sutiles y respetuosos, fluían de ellos, haciendo caso omiso al qué dirán. El tiempo transcurrió y sucedieron cosas terribles. Entre ellas, la muerte de mi madre que hasta ahora, no se ha podido esclarecer.

GABRIEL – (Hijo 10 años) – Diego F.
Soy Gabriel, tengo diez años. Son las 10 de la noche y mis padres aún no han venido a recogerme a la casa de mis tíos. Por lo general los domingos de tarde ellos me traen y luego de tardecita me levantan, pero por alguna razón se están demorando.
Me gusta mucho venir a este lugar, no solo por lo divertido que es jugar con mis primos sino también porque al ser una chacra convivo con un entorno que en la ciudad no tengo. Algunas veces mis padres se han quedado aunque no lo hacen muy seguido y creo yo porque mi tía y mamá que son hermanas no se llevan muy bien. A papá sí creo que le gusta venir, porque aquí jugando con nosotros lo noto contento y no malhumorado como suele estarlo en casa a causa de alguna discusión con mamá o cuando las cosas no andan bien en su trabajo.
Mis tíos llamaron por teléfono a casa un poco preocupados por la tardanza, pero no me han dicho nada que contestaron mis padres. Ahora los dos están extraños mi tía en un rincón callada, con la mirada perdida y mi tío concentrado en el fuego. Todo esto me da un poco de miedo, pero me parece más bien a lo tenebroso que ha sido el día de hoy y no a la demora de mis padres.
En la tarde mi tío nos llamó a mis primos y a mí para que viéramos algo que según él necesitaríamos aprender para cuando seamos grande.
Al llegar al galpón donde se encontraba vimos una oveja colgada de un palo con la cabeza hacia abajo. Mis dos primos se sentaron en el piso cruzados de piernas como dispuestos a ver algún espectáculo, yo preferí estar parado. La oveja estaba viva ,con sus dos grandes ojos abiertos, moviéndose, como queriendo escaparse, cosa que le era imposible por la manera que estaba dispuesta y por sus patas atadas. Mi tío arrimó un latón debajo de la oveja, desenvaino un cuchillo que llevaba siempre atrás en la cintura y le cortó el cuello. Mientras la sangre caía a chorros en el latón yo escuchaba impávido aquel repiqueteo. Mis primos a mi lado se reían, creo que de mí. Culminada la tarea mi tío nos ordena salir a jugar, cosa que hicimos, en mi caso como forma de salir de inmediato de aquel lugar.
La tarde resultó entretenida y creo haberme olvidado de lo que pasó en el galpón pero cuando mi tía nos llamó apenas ocultado el sol para tomar la leche me vino nuevamente el miedo. Ella tenía la costumbre de leernos algunos cuentos junto a la estufa. Por lo general eran cuentos de terror por lo menos para mí. Ella se divertía, mis primos creo que también. Ese día leyó unos cuentos de Horacio Quiroga, uno se llamaba “la almohada de plumas”, cuyo personaje postrado en una cama va debilitándose lentamente sin una razón aparente hasta que al final luego de su muerte se comprueba que un insecto cobijado dentro de las plumas de su almohada se encargaba de saciar su sed con la sangre de su víctima. Luego nos leyó el de una madre que degollaba una gallina mientras sus tres hijos bastante idiotas la observaban sentados en un alambrado mientras planificaban repetir la escena con su hermana menor días más tarde.
Mi tía me resultó siempre un tanto extraña no solo por los cuentos que elegía para leernos sino porque tenía, en una pieza por lo general cerrada y que yo por curiosidad logré entrar, muchas velas, algunas encendidas, máscaras raras colgadas de las paredes y ramos de yuyos por todos lados. Nunca supe que hacia mi tía sola o a veces con otra gente desconocida ahí adentro.
Ahora estoy acostado solo en una pieza sin poder dormirme. Sigo con miedo, no sé si a causa de lo que me ha pasado el día de hoy o porque nadie me dice nada sobre qué pasó con mis padres.

VECINA   (Diego V. y Daniel G.)    
 -Buenos días oficial. Soy la vecina ¿Pasó algo?
- Por favor señora, circule que estamos trabajando.
-¡Pero hombre, qué carácter! Déjeme pasar.
-Por favor señora…
-Vivo en la casa contigua, tengo derecho a entrar a mi casa y a saber qué pasó. Mi hermana está en la casa, sola.
-Quédese tranquila señora, su hermana está bien. Nos llamaron porque… bueno, su vecina apareció muerta en el…
-No me diga que la quisieron robar, yo sabía, ahora van a venir…
-No señora, no es eso... no puedo darle información, pero todo indica que fue un suicidio.
-¡Ay qué horror…
-Pase señora, vaya a su casa y no salga por un buen rato. Después vamos a ir hacerle unas preguntas de rutina.
-Muchas gracias joven. Es que me ponen nerviosa las luces de los patrulleros… Voy a ver cómo está mi hermana, seguro que recién se despertó de la siesta y no se enteró de nada. Muchas gracias.
Así que la vecina apareció muerta. Dios me libre y me guarde. Pobrecita. Seguro que le dio algo en la cabeza de tanto tomar whisky. ¿Y si no se mató? ¿Y si hay un asesino en el barrio? ¿Uno de esos loquitos que les da por matar en serie? Qué cosa la vida. Teniéndolo todo como en bandeja. Bien dicen que cada casa es un mundo. Qué cosa; justo qué el anda trabajando; qué disgusto; y los chiquilines… Angelitos…

LEONOR – AMANTE  ( Stella)
Soy la amante de Luis. La noticia de la muerte de Ana. Su suicidio es lo que me decide. No puedo contarle nada a Luis, las cosas que le dije hoy cuando me enfrenté a ella. Tal vez eso la llevó a tomar esa decisión. Esta es su venganza.

Pasaron cinco años de la muerte de la mujer y la investigación se reabrió. Se designó el caso a los investigadores Trías y Ferrerese, los cuales continuaron hasta las últimas consecuencias.

INVESTIGADORES  (Célica y Sebastían) -  5 años después
-Buen día Trías, tenemos este caso para investigar
-Cinco años atrás, ¿Qué pasa?
- La nueva ley de “Violencia Doméstica” exige ver si realmente fue suicidio, además, es un caso sin resolver.
-Lo estudiaré y en los próximos días necesitaré comenzar las entrevistas a los sospechosos. Tomá nota Domínguez. Primero a los hijos. Hoy con quince y veintitrés años, esto es bien diferente…Segundo quiero a Leonor, la amante, dejó el trabajo y se mudó. Luego al esposo, se fue al otro día de la casa dejando todo abandonado hasta fotografías. Personalmente visitaré a la vecina en su domicilio. Me extraña lo poco que aparece en el expediente a pesar de que es su primera y única declaración queda claro que además de la cercanía, tiene un gran conocimiento de toda la familia. Averiguá a qué hora está en su domicilio.
-¿Las entrevistas para la mañana o la tarde?
-Prefiero al mediodía
-Bien.
-Esperá, también hay que saber si la muerta tiene padres o hermanos, lo mismo el marido. Avisá si encuentran algún otro dato.
-Por supuesto, ojalá que cerremos el caso.

LETICIA (Hija-23 años) Sergio – 5 años después
Soy Leticia. Hoy a cinco años de lo acontecido, recibo una citación judicial con el fin de aclarar los hechos. Doy mi testimonio, recordando aquellos momentos tan dolorosos y llenos de incertidumbre. El día que murió mamá yo no estaba ahí. Era domingo y había salido con una amiga a distraerme un poco. Tocamos varios temas; entre ellos mis problemas. Ella me invitó muy amablemente a pasar unos días en la casa, hasta que tuviese un panorama más claro. Agradeciendo, le respondí que si no tenía inconveniente, le aceptaba irme con lo puesto, esa misma noche, y ver con más calma y tal vez el día siguiente lo resolvería. Así lo hice. Cuando volví a casa, ese día, ya estaba oscureciendo, no encontré a nadie y en vano fue que llamara en voz alta a mi familia, una y otra vez. En ese instante tocaron timbre; era la vecina, que el verme llegar, me dio la noticia del fallecimiento de mi madre. Quedé tan sorprendida, que no lo pude creer. Sin escuchar más, salí corriendo a mi cuarto. Puse algunas pertenencias en mi bolso de viaje y regresé a casa de mi amiga.

GABRIEL – (Hijo 15 años) – 5 años después - Diego F.
-Hola tío como estas.
-Que tal Gabriel. Debo decirte que no tengo muy buenas noticias.
-¿Paso algo?
-Mientras te encontrabas en el ensayo llegaron dos agentes policiales con una citación por el caso de tu madre. Tomá aquí está.
-Tío disculpa, me voy a leerla a mi cuarto.
-Comprendo, ve tranquilo.
Maldición, nuevamente abrir la caja de pandora. Un investigador me cita para interrogarme, lo único que me sirve como consuelo es saber que alguien, por algún motivo que desconozco, abrió el caso nuevamente porque lógicamente no le cierra que mamá se haya suicidado. Y todo esto un día antes del concierto cuando más necesito estar calmado.
Me voy a la sala a practicar los dos movimientos más complicados para ver si me sereno.
Este piano ha sido mi refugio, lo es ahora cada vez que necesito introspección y lo fue antes mientras ocupaba un lugar en casa simplemente de adorno y yo me recluía en sus sonidos cada vez que explotaban las interminables discusiones entre papá y mamá.
Que haya avanzado en el aprendizaje se lo debo al estímulo que mamá me brindaba y al de mi empeñosa profesora Celina que confiaba en mí, ya que el interés de mi padre al respecto era nulo, diría más, intentaba por todos los medios disuadirme, llegando al colmo de hacerme regalos ostentosos como coacción.
Nunca quise a mi padre, y ni siquiera sé porque. Tampoco lo odiaba. Simplemente nunca hablamos. La muerte de mamá siempre se había interpuesto entre nosotros, como una espesa cortina de silencio que ninguno de los dos se había atrevido a descorrer para tender la mano al otro.
Aunque hoy soy muy bien conceptuado en la orquesta juvenil, todavía no estoy convencido de mi verdadero talento.
Cuando fue asesinada mamá, y debo ser de los pocos que creo en esto, me recluí en el piano con frenesí, en jornadas agotadoras que me evitaron pensar en el dolor que padecía por esa época. Hoy tal vez diluido con el tiempo, vuelvo al piano una y otra vez, tal vez como forma de seguir huyéndole por si me toma desprevenido.

LEONOR – AMANTE  ( Stella) – 5 años después
Soy Leonor, la ex amante de Luis. Cuando recibí la carta de mi tía Águeda, no podía creerlo. Frente a mi tenía la citación del despacho de investigaciones.
Se había reabierto el caso de la muerte de la mujer de Luis y me citaban a declarar.
Otra vez tener que enfrentarme a esa tragedia después de cinco años. Yo que creí que era suficiente desaparecer, mudarme de ciudad, dejar el trabajo, para que Luis no se enterara del nacimiento de Ángela,
Pensé en no ir, mi tía me decía, que no, que tenía que presentarme, que la comprometía y además que de todas maneras me vendrían a buscar.
-Vas a tener que aclarar lo que no te animaste a decir, que fue culpa tuya. ¿A que fuiste a hablar con esa pobre mujer?. Debe haber sido eso lo que la precipito a la muerte, vos sabias que no eras la primera amante de ese hombre.-me increpaba mi tía.
Siempre me quedó el remordimiento de la visita. Yo tenía derecho, cuando le dije de mi embarazo, ella lo tenía que dejar. Nunca esperé que me echara a empujones, llorando y gritando, que fuera culpa mía, que como todas quería sacarle el marido, por interés.
Me asusté tanto, me avergonzó el ser tan estúpida que nunca me animé a decirle a nadie. Ahora todo volvía a empezar.

LUIS (Esposo) Walter – 5 años después
Soy Luis. Después de cinco años me llegó una citación de un investigador por la muerte de Ana. Yo nunca tuve claro la teoría del suicidio de mi esposa.
Me parece mentira que ella se haya quitado la vida, no tanto por mí, sino por nuestros hijos. Debo admitir que no he tenido una vida ordenada y que la he engañado varias veces. Conocí a Leonor cuando se presentó en mi empresa a solicitar empleo. Tenía buenas referencias y experiencia anterior, a mí me impactó su belleza e inteligencia.
Tuvimos una relación intensa y apasionada. Por supuesto que yo me cuidé mucho de ocultarla.
Leonor era muy celosa y exigente y quería que abandonara mi hogar y me divorciara de Ana. Discutíamos mucho, porque yo no me quería tomar esa importante decisión. Leonor se marchó de mi empresa intempestivamente y nunca supe que ha sido de su vida en estos cinco años.
Cuando encontraron el cadáver de Ana, a su lado había una foto mía y de Leonor con una dedicatoria de ella... ¿Tendrá alguna relación  mi ex amante con la muerte de mi esposa?

VECINA   (Diego) – 5 años después   
Otra vez la policía con la cantaleta de la casa de los (apellido de la familia). Digo yo ¿No tendrán otra cosa mejor para hacer que venir a pasearse por el vecindario dele entrar y salir de esa pobre casa? Para colmo, dicen que está igualita. Así como la dejaron después de aquel domingo fatídico, así se mantiene. Si ni a los ladrones se les dio por meterse ahí. Y con la cantidad de robos que hay hoy en día, ¿preocuparse por algo que pasó hace tantos años? En fija que alguno de la jefatura precisa hacer mérito para acomodarse en algún cargo de importancia, sino no tiene sentido…
Para peor voy a tener que aguantar otra vez los interrogatorios. Dele que te dele con la preguntadera. Que si conoce a la familia, que si se daba con ellos, que si notó algo raro, que qué opina. Y qué puedo opinar, si Luis era un lujo de vecino. Y ella también, aunque era media antipática, poco sociable, como que le costaba darse con los demás.
Me acuerdo que con ella nunca hablábamos, ni yo ni mi hermana, y eso  que la cruzábamos a cada rato. Con ella todo era de hola y chau. Ahora, con Luis no, con Luis era otra cosa. Siempre un buen día, un cómo anda vecina, una sonrisa pintada y ofrecida sin interés alguno. Es que Luis era un sol, un sol de vecino claro. Siempre preocupado por si una precisaba ayuda, si necesitaba algo,  que el portón de la entrada, que el pasto del jardín, que viajo a Buenos Aires y no me cuesta nada quédese tranquila, que qué se hizo vecina, pasó por la peluquería, porque hoy está radiante… en fin, Luis era así: un lujo, atento y galán.
Y ella un poco, bueno… como que mucho no lo cuidaba. Me parece a mí, no sé. La verdad es que siempre, siempre andaba desarreglada, con las mismas ropas; en cambio él, tan elegante, con una presencia… yo creo que ella un poco capaz que se sentía menos… no sé, me parece.
Pero de ahí a matarse… lo que pasa es que el hombre era muy mujeriego, o por lo menos esa era la fama que tenía. Siempre andaba con alguna palomita bajo el ala.
Mi hermana decía que le gustaban las muchachas jóvenes y que el día en que la esposa apareció muerta, en realidad él no estaba porque hacía ya varios días que había abandonado la casa. Eso dice mi hermana pero para mí que son puras macanas. Lo que ocurre es que Luis viajaba mucho por trabajo y además no creo que haya dejado la casa porque él era muy pegado a los hijos.
Y ahora otra vez a darle vueltas a la perinola. Con todo esto y los policías yendo y viniendo seguro que volvemos a aparecer en los informativos. Y entonces, además de responder a la policía vamos a tener que responder a las preguntas de los periodistas. Aunque por lo menos esa parte es divertida, la última vez vino el Nano Folle, alto, grandote, con ese pelo largo y esa voz gruesa; enseguida llamó todo el mundo: que te vi en la tele, que para qué salís a hablar, que la próxima vez hacerlo pasar y arréglate un poco, que cómo vas a decir que discutían.   Y si era verdad.  Hasta el día de hoy me acuerdo que discutían bastante seguido. No sé exactamente por qué razones pero lo más común era que ella le recriminara a los gritos la cantidad de viajes que él hacía en el trabajo. Y él, sin levantar la voz y hasta con cierta dulzura, siempre la mandaba a freír papás. Todo esto dice que lo escuchó mi hermana porque yo nunca distinguí más que murmullos. Dice también que ella chupaba abierto; y de eso doy fe, más de una vez la vi pasearse botella en mano por los jardines del fondo.
Por eso creo que Luis tenía razón en las cosas que le decía. Al fin y al cabo si llevaban la vida que llevaban y si tenían las cosas que tenían, fue gracias a los viajes de Luis, a su trabajo; y no a las clases de no me acuerdo qué cosas que daba ella. Y él se lo decía, así con su manera de ser, sin levantar la voz, casi que sin despeinarse. Pero se lo dejaba bien clarito. Y ella pegaba unos gritos: que desgraciado, que maldita la hora… Eso sí yo lo escuchaba… una vergüenza.
Mi hermana dice que cuando Luis no estaba, de madrugada, se escuchaba el llanto desconsolado de la señora. Yo lo único que escuchaba era el concierto que metían los gatos que se juntaban en el techo del fondo. Para mí que mi hermana, sorda y loca como era, confundía los maullidos con el llanto de la mujer.
De lo que sí no me acuerdo mucho es de los nenes. Bueno, en realidad a la nena casi que no la traté nunca; bastante asquerosita era. Se ve que salió a la madre. Al chico lo veía los fines de semana jugando en el jardín de la casa. Todos los domingos se la pasaba pateando la pelota, y antes del almuerzo Luis siempre se hacía un tiempo para jugar con él. Se notaba a la legua que lo adoraba. Y a la nena también, porque siempre algo decía de ella: que salvó un examen, que se va de animadora a un campamento, que ahora quiere hacer una fundación protectora de animales… Sí, si hay algo de lo que estoy segura es que Luis los quería mucho. Y yo creo que a la esposa también la quería, a su manera, pero la quería. Y es que a veces las mujeres no sabemos llevar los años de matrimonio y sin darnos cuenta echamos a perder al hombre que tenemos al lado. A mí nunca me pasó claro, porque nunca estuve casada. Pero yo creo  que a ella sí, lo que le paso fue un poco eso.

INVESTIGADORES TRÍAS Y DOMÍNGUEZ AL FINAL (Célica Y Sebastían) final
-Cerramos el caso Domínguez
-¿Cómo?
-No pudo enfrentar la verdad, la mentira ganó
-¿Qué decís Trías?
-Hijos y marido no estaban en la casa, no era día de jardinero. El muchacho de la vinería con el cual tenía un vínculo de alcohol y propina trayéndole bebida cuando estaba sola, al ser domingo estaba cerrado. La venida de Leonor con la noticia de su embarazo y que Luis le había contado que sus hijos no lo sabían. Luis, un ausente, nunca la contuvo, por eso su culpa, su huida. No tengo dudas Domínguez. Ana Pensó que la verdad pudiera salir a la luz, no tuvo fuerza para enfrentarlo nuevamente y se suicidó.

Narrador (Ruth) Final
El hombre cerró los ojos  para que la oscuridad le impidiera seguir viendo la macabra escena. Los volvió a abrir para cerciorarse de que en el sombrío patio no estaba estampada la figura de la muerta.
Parsimonioso, y con la certeza de que no quedaban huellas de aquel suceso, rehízo el camino en sentido contrario. A su paso iba cerrando ventanas y puertas, exorcizando el pasado.
Aquella casa sería una más de la cartera  de inmuebles en venta que tenía la inmobiliaria.
FIN


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