Escritores Creativos Biblioteca Ernesto Herrera
Susana Maly
La luna llena
asomó por el horizonte pintando de luz las paredes de la vieja casa abandonada,
entró por las desvencijadas ventanas y
jugó con el polvo acumulado en los rincones.
La familia de
fantasmas que desde hacía años vivía en la casa comenzó a despertar, primero lo
hizo la mamá, salió del lavamanos del baño donde había dormido algo apretada,
alisando su tenue ropaje borrando así las arrugas. Luego lo hizo el papá, él sí
que tuvo un sueño cómodo descansó en la bañera arrullado por las gotas de agua
que caían monótonamente haciendo el típico plic, ploc. Por último despertaron
los niños saliendo de la cisterna escurriéndose
el agua con suaves giros.
Los cuatro
salieron a contemplar el brillo lunar creando juegos entre los arbustos del jardín, luego con una
red que hacía mucho alguien había suspendido entre dos árboles se divirtieron
rebotando contra ella y a veces pasando por encima semejando una pelota de vóleibol.
Después de tan
agotadores juegos hicieron su baño diario o sea nocturno girando con rapidez
hasta crear pequeños remolinos de tierra que los envolvía haciéndolos estornudar. Hambrientos bebieron
de la brisa y comieron de las flores de eucaliptus que allí crecían.
Llegaba el
amanecer y se retiraron a dormir, aunque esta vez la mamá buscó el fregadero de
la cocina de hermosa porcelana y con su grifo en permanente goteo. Así se aseguró
un sueño reparador.
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