Escritores Creativos Castillo Pittamiglio 2016
Acercamiento a la literatura gótica
Diego Prestinari
Igor volvía del pueblo
lindero a los montes Cárpatos con el carruaje cargado de provisiones. Las hojas
secas se levantaban con el pasaje de los caballos que lo tiraban. A los
metros debió moderar la marcha; tuvo que transitar una zona en tinieblas y un camino
con muchas piedras. De repente, sintió un ruido que vino del bosque. Giró y
tomó la escopeta que estaba a su costado. Observó que era un viejo alce.
Prosiguió la marcha y el fuerte viento tiraba grandes ramas sobre el empedrado trayecto.
Cuando consideró que debía
acelerar para evitar la tormenta que se avecinaba, notó la presencia de una
persona recostada sobre un árbol que solicitaba auxilio con una de sus manos
alzada. Se lo notaba agotado y con su vestimenta deteriorada. Igor bajó del
carruaje, no descuidando los movimientos del individuo a socorrer. Se aproximó
con cautela y le solicitó que se identificara.
-Gracias por su asistencia,
estoy muy herido, me llamo Demyan. Soy de Moravia. Estaba cazando osos pardos
cuando fui atacado por las brujas del bosque. Me encuentro mareado, le pido por
favor que me ayude.
-Bien, lo llevaré al castillo
de mi amo- dijo Igor tomándolo del brazo y ayudándolo a subir al carruaje.
Durante el camino Demyan le informó lo sucedido. A su
vez, Igor le contó que era criado del barón Dimitri y que en el castillo vivía la
familia que estaba conformada por la esposa del
barón llamada Alexia y sus dos pequeñas hijas mellizas Oxana y Lesia. El
barón Dimitri tenía como criados a Marcus e Igor, quienes se encargaban del
mantenimiento del castillo y de proteger a la familia. También era morador
permanente el anciano Sergius, que oficiaba de consejero y médico.
A la hora llegaron al castillo de piedra que estaba rodeado
de grandes pinos y ubicado sobre una meseta llena de rocas. Sus cuatro
chimeneas humeantes eran tapadas por una espesa niebla. Marcus abrió las
puertas de madera para recibir el carruaje con Igor y Demyan a bordo.
-Igor, ¿quién es esta persona?- preguntó Marcus, ayudando
a descargar las provisiones.
-Estaba desamparado en medio del bosque de las brujas,
dice que fue atacado por las hechiceras- respondió Igor bajando del carruaje.
-Bien, sabes de lo que piensa el barón de las personas
extrañas. Debemos llevarlo con Sergius para que controle su salud, y
especialmente su cuello sí estuvo con las hechiceras -indicó preocupado Marcus.
Una vez en la amplia sala de una de las torres del
castillo, Sergius comenzó a interrogarlo. Demyan contó su historia con los
mismos detalles que le había comentado a Igor. Fue convincente. Dice que fue
abordado por las brujas del bosque que lo maniataron y lo llevaron a una choza.
Ahí lo durmieron haciéndole beber una pócima y luego no recordó nada más.
Cuando despertó, ya estaba en el bosque a merced de los lobos salvajes y con
muy poca fuerza.
El viejo médico, se colocó sus anteojos, bajó el cuello
de la camisa de Demyan y comprobó que no tenía marcas de ser mordido por las
brujas del bosque, que solían practicar el vampirismo y procuraban extender ese
mal sobre las poblaciones rumanas y checas. Las brujas del bosque tuvieron
varios intentos de atacar el castillo pero fracasaron.
Sergius se presentó ante el barón Dimitri y le explicó la
situación. Le dijo que no veía inconvenientes que Demyan permaneciera esa noche
en el castillo para que se recuperara. La tormenta invadió la zona, y un fuerte
viento acompañado por lluvia hacía que el clima fuera inhóspito. Sería
solamente una noche, Sergius sabía que esa noche habría luna llena y el clima mejoraría
entonces al día siguiente.
Con el consentimiento del barón Dimitri, Marcus acompañó,
antorcha en mano, a Demyan por los oscuros pasillos del castillo. A medida que
avanzaban fueron encendiendo las antorchas que estaban colocadas a los costados.
Marcus dejó a Demyan en su habitación. Lucía mejor, la comida caliente y la
ropa abrigada hicieron que su estado y apariencia fuera otra.
La familia del barón cenó ciervo asado en la gran sala
central. Estaba iluminada por un lujoso artefacto colgante lleno de velas y
adornado con cabezas de alces y grandes cuadros de marcos dorados. Una estufa
era embellecida con dos espadas de plata cruzadas sobre un escudo del linaje
familiar. Las ventanas eran amplias y por las mismas golpeaba fuertemente la
lluvia que no aminoraba.
Marcus apagó las antorchas, controló que todas las
puertas estuvieran cerradas y se dirigió a su habitación que era lindera a la
de Igor sobre el frente del castillo. Se aprestaron a dormir, pero un una
manada de lobos se encontraba aullando en el frente. Igor realizó tres disparos
y los lobos se alejaron. Quedó preocupado, no fue una buena señal.
Pasada la medianoche, la tormenta se calmó y la luna
llena dominaba la noche. Dentro del castillo, comenzó a escucharse extraños
ruidos que provenían del piso superior. El barón Dimitri se despertó y protegió
a su esposa e hijas ocultándolas por un pasadizo secreto. De inmediato se
dirigió a buscar a sus criados y a su consejero Sergius. Los encontró en uno de
los pasillos, los ruidos también los habían despertado. Igor encabezaba la fila
con una antorcha encendida, rumbo al sector donde provenían los ruidos. La fila
la cerraba Marcus con la escopeta cargada de pólvora. Notaron que la puerta de
madera y hierro dónde pernoctaba Demyan había sido destrozada. Les resultaba
extraño. Trozos de madera estaban esparcidos por todo el pasillo.
-¡Que extraño! ¡Debió romper la puerta con un hacha, pero
de dónde la sacó!- dijo Igor.
-Debemos avanzar con mucho cuidado, no conocemos las
intenciones del intruso -indicó Sergius moviendo su bastón.
Avanzaron y escucharon gruñidos provenientes de una
oscura sala que se accedía mediante una angosta escalera. Marcus pasó al frente
de la fila, con la escopeta lista para usar. Al llegar al final de la escalera,
un repentino zarpazo desarmó a Marcus.
Igor iluminó y vieron a Demyan convertido en hombro lobo,
con su cara y cuerpo deformado. Las orejas le habían crecido desproporcionadamente
y los pelos cubrían su rostro. Sus ojos denotaban furia. Agazapado se preparó para
el ataque. Demyan convertido en hombre lobo saltó sobre Marcus mientras Igor intentó
alejarlo con el fuego de la antorcha. El barón Dimitri ayudó a Sergius a bajar
la escalera y escaparon por el pasillo. El feroz hombre lobo poseía una fuerza
extraordinaria. De un golpe tiró a Igor sobre la pared de piedra. Luego tomó a
Marcus con sus manos e hizo lo mismo. Los criados quedaron mal heridos y
tendidos sobre el piso a su merced. La bestia se arrimó y los mató cruelmente.
Con la boca y garras ensangrentadas, bajó corriendo en busca de sus próximas
víctimas.
Sergius
se encerró en su habitación y aseguró la puerta cruzando un pesado mueble. El
barón Dimitri intentó esconderse, pero fue sorprendido por la bestia. Corrió
hacia la puerta, la abrió pero cuando se decidió escapar, una decena de
vampiresas intentaban ingresar al castillo por lo que cerró rápidamente la
puerta. Las vampiresas eran las brujas del bosque, que acudieron a terminar con
su trabajo. Habían hechizado a Demyan mientras lo mantuvieron cautivo,
convirtiéndolo en hombre lobo. Lo dejaron abandonado por el camino que Igor
regresaría del pueblo, sabiendo que lo auxiliaría e ingresaría al castillo.
Las
vampiresas quedaron afuera intentando forzar la puerta. Algunas se treparon ágilmente
por las paredes externas e intentaron ingresar por las ventanas que estaban a
gran altura. El barón Dimitri se encontraba en la gran sala central. La bestia con
sus colmillos aún ensangrentados lo atacó. Pudo mantenerlo alejado con una
silla. Observó las espadas de plata que estaban en la pared por encima de la
estufa. Para ganar unos segundos, tomó un par de sillas y se las tiró. Mientras
que el hombre lobo las eludió, pudo alcanzar una de las espadas de plata. Las
vampiresas ingresaron a la sala por una de las ventanas. Su agilidad les permitía
escalar por las paredes del castillo.
Se
prepararon para el ataque mientras que el hombre lobo se lanzó sobre el barón
Dimitri, que estaba tendido boca arriba. Desde el piso, el barón Dimitri clavó
la espada de plata en el corazón de la fiera. La bestia gritó y cayó muerto.
Las vampiresas ya sin sus poderes cayeron de las paredes, convertidas
nuevamente en brujas. Huyeron del castillo, con la muerte del hombre lobo todos
sus hechizos habían terminado.