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lunes, 25 de julio de 2016

UN CRUCIFIJO ROTO

Escritores Creativos Casa de los Escritores del Uruguay
Walter Ferrarese
            
Se acercaba la tormenta, la tarde estaba cada vez más pesada. El cielo parecía desplomarse. Los pescadores se apresuraban a volver con sus embarcaciones cargadas de pescado que venderían en el pueblo más cercano.
            Vivían todos en una comunidad de casitas modestas, levantadas con su propias manos, con piedras de los montes cercanos.
            Era una vida dura. Un día apareció un cura, que llegó como un caminante, solo con una mochila al hombro. Fue bien recibido y con su ayuda y con las mismas piedras, levantaron una pequeña capilla. El techo de la misma fue comprado y colocado entre todos los habitantes. Ahí se celebraban todos los acontecimientos del pueblo: bautismos, bodas, etc. Era el lugar de reunión social.
            Cuando llegó la tormenta, todos pensaron que sería como otras, a las que estaban acostumbrados, pero esta era la peor. El huracán se abatió sobre el poblado, destrozando todo lo que había a su paso. El techo de la capilla fue uno de los primeros en volar. Cayeron las paredes y también el pequeño altaar.
            Cuando pasó la tormenta y como testigo del desastre, quedo un crucifijo roto. Aquel que había traído el cura, y que era la única imagen de la capilla.


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