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viernes, 29 de julio de 2016

NOCHE DE COLMILLOS

Escritores Creativos Castillo Pittamiglio 2016
Acercamiento a la literatura gótica

Diego Prestinari

Igor volvía del pueblo lindero a los montes Cárpatos con el carruaje cargado de provisiones. Las hojas secas se levantaban con el pasaje de los caballos que lo tiraban. A los metros debió moderar la marcha; tuvo que transitar una zona en tinieblas y un camino con muchas piedras. De repente, sintió un ruido que vino del bosque. Giró y tomó la escopeta que estaba a su costado. Observó que era un viejo alce. Prosiguió la marcha y el fuerte viento tiraba grandes ramas sobre el empedrado trayecto.
Cuando consideró que debía acelerar para evitar la tormenta que se avecinaba, notó la presencia de una persona recostada sobre un árbol que solicitaba auxilio con una de sus manos alzada. Se lo notaba agotado y con su vestimenta deteriorada. Igor bajó del carruaje, no descuidando los movimientos del individuo a socorrer. Se aproximó con cautela y le solicitó que se identificara.
-Gracias por su asistencia, estoy muy herido, me llamo Demyan. Soy de Moravia. Estaba cazando osos pardos cuando fui atacado por las brujas del bosque. Me encuentro mareado, le pido por favor que me ayude.
-Bien, lo llevaré al castillo de mi amo- dijo Igor tomándolo del brazo y ayudándolo a subir al carruaje.
            Durante el camino Demyan le informó lo sucedido. A su vez, Igor le contó que era criado del barón Dimitri y que en el castillo vivía la familia que estaba conformada por la esposa del  barón llamada Alexia y sus dos pequeñas hijas mellizas Oxana y Lesia. El barón Dimitri tenía como criados a Marcus e Igor, quienes se encargaban del mantenimiento del castillo y de proteger a la familia. También era morador permanente el anciano Sergius, que oficiaba de consejero y médico.
            A la hora llegaron al castillo de piedra que estaba rodeado de grandes pinos y ubicado sobre una meseta llena de rocas. Sus cuatro chimeneas humeantes eran tapadas por una espesa niebla. Marcus abrió las puertas de madera para recibir el carruaje con Igor y Demyan a bordo.
            -Igor, ¿quién es esta persona?- preguntó Marcus, ayudando a descargar las provisiones.
            -Estaba desamparado en medio del bosque de las brujas, dice que fue atacado por las hechiceras- respondió Igor bajando del carruaje.
            -Bien, sabes de lo que piensa el barón de las personas extrañas. Debemos llevarlo con Sergius para que controle su salud, y especialmente su cuello sí estuvo con las hechiceras -indicó preocupado Marcus.
            Una vez en la amplia sala de una de las torres del castillo, Sergius comenzó a interrogarlo. Demyan contó su historia con los mismos detalles que le había comentado a Igor. Fue convincente. Dice que fue abordado por las brujas del bosque que lo maniataron y lo llevaron a una choza. Ahí lo durmieron haciéndole beber una pócima y luego no recordó nada más. Cuando despertó, ya estaba en el bosque a merced de los lobos salvajes y con muy poca fuerza.
            El viejo médico, se colocó sus anteojos, bajó el cuello de la camisa de Demyan y comprobó que no tenía marcas de ser mordido por las brujas del bosque, que solían practicar el vampirismo y procuraban extender ese mal sobre las poblaciones rumanas y checas. Las brujas del bosque tuvieron varios intentos de atacar el castillo pero fracasaron.
            Sergius se presentó ante el barón Dimitri y le explicó la situación. Le dijo que no veía inconvenientes que Demyan permaneciera esa noche en el castillo para que se recuperara. La tormenta invadió la zona, y un fuerte viento acompañado por lluvia hacía que el clima fuera inhóspito. Sería solamente una noche, Sergius sabía que esa noche habría luna llena y el clima mejoraría entonces al día siguiente.
            Con el consentimiento del barón Dimitri, Marcus acompañó, antorcha en mano, a Demyan por los oscuros pasillos del castillo. A medida que avanzaban fueron encendiendo las antorchas que estaban colocadas a los costados. Marcus dejó a Demyan en su habitación. Lucía mejor, la comida caliente y la ropa abrigada hicieron que su estado y apariencia fuera otra.
            La familia del barón cenó ciervo asado en la gran sala central. Estaba iluminada por un lujoso artefacto colgante lleno de velas y adornado con cabezas de alces y grandes cuadros de marcos dorados. Una estufa era embellecida con dos espadas de plata cruzadas sobre un escudo del linaje familiar. Las ventanas eran amplias y por las mismas golpeaba fuertemente la lluvia que no aminoraba.
            Marcus apagó las antorchas, controló que todas las puertas estuvieran cerradas y se dirigió a su habitación que era lindera a la de Igor sobre el frente del castillo. Se aprestaron a dormir, pero un una manada de lobos se encontraba aullando en el frente. Igor realizó tres disparos y los lobos se alejaron. Quedó preocupado, no fue una buena señal.
            Pasada la medianoche, la tormenta se calmó y la luna llena dominaba la noche. Dentro del castillo, comenzó a escucharse extraños ruidos que provenían del piso superior. El barón Dimitri se despertó y protegió a su esposa e hijas ocultándolas por un pasadizo secreto. De inmediato se dirigió a buscar a sus criados y a su consejero Sergius. Los encontró en uno de los pasillos, los ruidos también los habían despertado. Igor encabezaba la fila con una antorcha encendida, rumbo al sector donde provenían los ruidos. La fila la cerraba Marcus con la escopeta cargada de pólvora. Notaron que la puerta de madera y hierro dónde pernoctaba Demyan había sido destrozada. Les resultaba extraño. Trozos de madera estaban esparcidos por todo el pasillo.
            -¡Que extraño! ¡Debió romper la puerta con un hacha, pero de dónde la sacó!- dijo Igor.
            -Debemos avanzar con mucho cuidado, no conocemos las intenciones del intruso -indicó Sergius moviendo su bastón.
            Avanzaron y escucharon gruñidos provenientes de una oscura sala que se accedía mediante una angosta escalera. Marcus pasó al frente de la fila, con la escopeta lista para usar. Al llegar al final de la escalera, un repentino zarpazo desarmó a Marcus.
            Igor iluminó y vieron a Demyan convertido en hombro lobo, con su cara y cuerpo deformado. Las orejas le habían crecido desproporcionadamente y los pelos cubrían su rostro. Sus ojos denotaban furia. Agazapado se preparó para el ataque. Demyan convertido en hombre lobo saltó sobre Marcus mientras Igor intentó alejarlo con el fuego de la antorcha. El barón Dimitri ayudó a Sergius a bajar la escalera y escaparon por el pasillo. El feroz hombre lobo poseía una fuerza extraordinaria. De un golpe tiró a Igor sobre la pared de piedra. Luego tomó a Marcus con sus manos e hizo lo mismo. Los criados quedaron mal heridos y tendidos sobre el piso a su merced. La bestia se arrimó y los mató cruelmente. Con la boca y garras ensangrentadas, bajó corriendo en busca de sus próximas víctimas.
            Sergius se encerró en su habitación y aseguró la puerta cruzando un pesado mueble. El barón Dimitri intentó esconderse, pero fue sorprendido por la bestia. Corrió hacia la puerta, la abrió pero cuando se decidió escapar, una decena de vampiresas intentaban ingresar al castillo por lo que cerró rápidamente la puerta. Las vampiresas eran las brujas del bosque, que acudieron a terminar con su trabajo. Habían hechizado a Demyan mientras lo mantuvieron cautivo, convirtiéndolo en hombre lobo. Lo dejaron abandonado por el camino que Igor regresaría del pueblo, sabiendo que lo auxiliaría e ingresaría al castillo.
            Las vampiresas quedaron afuera intentando forzar la puerta. Algunas se treparon ágilmente por las paredes externas e intentaron ingresar por las ventanas que estaban a gran altura. El barón Dimitri se encontraba en la gran sala central. La bestia con sus colmillos aún ensangrentados lo atacó. Pudo mantenerlo alejado con una silla. Observó las espadas de plata que estaban en la pared por encima de la estufa. Para ganar unos segundos, tomó un par de sillas y se las tiró. Mientras que el hombre lobo las eludió, pudo alcanzar una de las espadas de plata. Las vampiresas ingresaron a la sala por una de las ventanas. Su agilidad les permitía escalar por las paredes del castillo.
            Se prepararon para el ataque mientras que el hombre lobo se lanzó sobre el barón Dimitri, que estaba tendido boca arriba. Desde el piso, el barón Dimitri clavó la espada de plata en el corazón de la fiera. La bestia gritó y cayó muerto. Las vampiresas ya sin sus poderes cayeron de las paredes, convertidas nuevamente en brujas. Huyeron del castillo, con la muerte del hombre lobo todos sus hechizos habían terminado.




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