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miércoles, 27 de julio de 2016

VUELTA AL PASADO

Escritores Creativos Mónica Marchesky 2016

Águeda Gondolveu

            Cuando se abrió la puerta dudó ¿Se habría equivocado y tocó en otro lugar? Aquél  corredor húmedo, con todas las bocas de sus puertas insoportablemente iguales se le antojó un monstruo destinado a tragarlo.
            ¡Qué desolación! Mientras subía en el ruidoso ascensor hasta el 3er piso (Las escaleras estaban tan deterioradas, con varios escalones rotos que no se atrevió a utilizarlas) iba pensando en ese encuentro que había imaginado mil veces. Ni en el más rebuscado de sus sueños creyó que iba a resultarle tan penoso.
            Se vio junto a ella, aquella mañana de primavera, el sol coqueteando frente al mar, las gaviotas posadas en los mástiles de las embarcaciones del puerto del Buceo
            La contempló, tan frágil con el vestido color malva, que hacía contraste con sus ojos intensamente oscuros, los largos cabellos con los que jugaba el viento, los hombros menudos, las esbeltas piernas descalzas, recorriendo las blancas arenas de la playa cercana. El recuerdo era tan nítido que le pareció tenerla entre sus brazos como tantas veces. Habían sido tan felices, con su juventud triunfante, con sus aspiraciones, los proyectos en común y la impaciencia para llevarlos a cabo sin espera, con la premura de sus ansias.
            ¿Por qué la perdió? ¿Qué fue de aquella Thelma tan suya, tan amada?
Aquél día de setiembre habían acordado encontrarse a dos cuadras de su casa; ella le  había dicho
            -No te hagas ver, sabés que mi padre no aprueba nuestra relación
            -Estoy esperando el empleo que solicité para poder independizarme.
            -Sabés que nada me impedirá entonces estar contigo.
            -Pero mientras tanto debemos tener cautela, te ruego que lo comprendas."
¿Por qué su padre no lo aceptaba? ¿Sería porque era pobre, porque su madre se dedicaba a las tareas domésticas en casa de familia?
Él estaba orgulloso de ella, puesto que lo había sacado adelante, le había dado la oportunidad de estudiar, y ahora que se había recibido, pensaba pagarle todo lo que había hecho por él.
            Claro, Thelma pertenecía a una familia adinerada, vivían en un chalet en Carrasco y disponían de personas que efectuaban para ellos la misma labor que desempeñaba su madre.
            Ese día de la frustrada reunión estaba muy lejano, habían pasado muchos setiembres desde aquél día  en que ella no acudió a la cita. Preguntó en el barrio y le dijeron que la familia Rosales había viajado el día anterior, que su destino era Francia y que no sabían cuando pensaban regresar. Creyó volverse loco, no era posible que ella lo hubiera dejado sin explicaciones, que hubiera partido sin decirle adiós. Recurrió a la magia de juventud, abrió todas las ventanas del mundo cibernético, más ninguna de las gestiones realizadas dieron el menor resultado.

            Ahora, quince años más tarde, por intermedio de un amigo común, tuvo noticias de ella. Le dijo que vivía pobremente en aquél viejo edificio, que estaba sola y no pudo agregar nada más.
            Por eso iba a su encuentro, a buscar aquella explicación que nunca tuvo. Temía mucho a su reacción, las cosas eran distintas, para los dos. Se había cambiado de orilla, ahora él era un brillante abogado.
            Cumplió muchas de sus aspiraciones, sobre todo la de dar la  tranquilidad a su madre. Había tratado de olvidar aquél amor de juventud, cosa que nunca pudo lograr, a pesar de la inclusión en su vida de Amalia, una chica sencilla que lo amó sin condiciones. Un día en que el invierno lo invadía todo, ella tuvo que partir. No lo dejó por su voluntad, la vida marcó su fin, de eso hacía dos años.
            Volvió a la realidad. Cuando le abrió la puerta, la atónita mirada de Thelma, casi irreconocible, con anteojos, el cabello corto, el mismo cutis terso y sobre todo era mirada honda, lo congeló. El tiempo se detuvo y en su locura pensó que nada había cambiado, que las explicaciones vendrían después. En la mirada que ambos cruzaron supo que aún latía el amor y que quizás tendrían ahora su oportunidad para ser felices.    


        

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