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lunes, 25 de julio de 2016

DESDE AÑOS SE SABE QUE…

Escritores Creativos Mónica Marchesky
Águeda Gondolveu

Desde años se sabe que las exhaustivas investigaciones que se llevaron a cabo sobre el misterioso crimen cometido en la Biblioteca del anciano millonario Antonio Morales, no habían arrojado ninguna luz sobre el autor del mismo.
Se lo conoció popularmente como “el crimen de los libros”; dado que al costado del cadáver se encontraron tres de los más conocidos de la autora Agatha Christie.
Pegado a uno de ellos, se encontró una nota escrita con letras recortadas de una revista en colores que decía: “busquen y quizás hallarán”.
Hubo en aquel tiempo un gran revuelo, pues el anciano había sido un magistrado que había presidido varios tribunales, habiendo logrado justa fama por su incesante lucha por hacer justicia.
Pesaba siempre los argumentos en forma y en contra de los acusados y se tomaba su tiempo para dictar su fallo.
Desde luego, lo primero que se trató de determinar fue cual había sido el móvil del hecho, inclinándose los que llevaban a cabo la pesquisa a pensar que se trataba de alguien a quien el juez había condenado en alguna etapa de su carrera.
Examinaron los archivos, tratando de ubicar quienes habían sido arrestados en una etapa anterior al hecho. Para ello concurrieron a los establecimientos de detención, pero siempre con un rotundo fracaso.
¿El asesino sería más inteligente que los investigadores? Parecía que el tiempo les había dado la razón.
Yo, que soy un aficionado a los relatos de misterios, en el afán de recabar material para el libro que estaba escribiendo, pensé que, si lograba arrojar luz sobre este sonado caso, conseguiría la fama que estaba buscando y publicaría con éxito la solución del mismo.
Era muy joven cuando se produjo, pero había oído a mis padres comentar que quizás en algún momento, como había ocurrido con el famoso caso de “La degollada de la Rambla Wilson” que por un vestido exhibido en una tienda de prestigio, se logró encontrar al asesino; también por algún detalle olvidado se lograría resolver éste.
Me interesé vivamente y lo primero que se me ocurrió fue concurrir a la Biblioteca Nacional, para mediante los periódicos de esa fecha, extraer lo más importante de la investigación, las declaraciones de varios reclusos y con ese material me puse a trabajar minuciosamente.
No se imaginan por qué simple detalle logré mi cometido.
Con todos los datos me dirigí a la Jefatura de Policía y presenté las pruebas que incriminaban al autor del hecho.
Me sentí muy satisfecho y desde ese momento no he dejado de publicar. El viejo magistrado puede descansar, su asesino perseguido por uno de sus jóvenes colegas cumplirá su castigo.
Hoy se cometió otro asesinato que conmocionó a la población. Me encamino al lugar del hecho. ¿Lo resolveré otra vez?


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