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domingo, 9 de agosto de 2015

BOCHORNO

Escritores Creativos Biblioteca Ernesto Herrera
Águeda Gondolveu

Otro día de bochorno ¡Qué calor! No tengo ganas de ir a la distribuidora a buscar los helados que debo llevar para vender en la playa.
Siempre sacrificio. Mi padre trabajando hasta que se jubiló para mantener la casa, mi madre haciendo malabares para hacer rendir al máximo el dinero que los tres aportamos, ya que ella realiza algunos arreglos de costura, yo estudiando de noche para terminar mis estudios de arquitecto.

Debo esforzarme por mí y por la ilusión de mis padres que desean y luchan para que termine mi carrera. Desde luego ellos no quieren que realice este trabajo de verano, pero es lo menos que puedo hacer para ayudar en la casa.
Cuando me reciba, les pagaré todo lo que están haciendo por mí.

-¡Conaprole, helados, barritas, vasitos, bombón heladoss!
El estribillo ya lastima mi garganta, pero si no grito no vendo.
Mirá ese tirado indolente en la arena. Al lado de una rubia impresionante que le pasa bronceador en la espalda, esperando que él haga lo mismo. ¡Qué suerte tienen algunos!
Sin duda maneja un súper sport, en dueño de un chalet de veraneo y frecuenta lo más selecto en cuanto a restaurantes.

De lo contrario no tendría esa hembra al lado. Semi-calvo, panzón, casi tan gordo como la billetera que debe tener ¡Qué desperdicio!
Mientras le cobro los helados que se digna comprarme, me acuerdo de otro verano, cuando era adolescente y no sabía lo que lamentablemente ahora sé. Indolente, sin darme cuenta que mi viejo había hecho varias horas extras para que yo pudiera acompañar a Sebastián y sus padres a pasar una semana en Solymar, me asoleaba como ahora, en este verano.

Había varias diferencias, no era Punta del Este, ni había una rubia infartante a mi lado. Pero, ¡Qué feliz fui!, gracias viejo, ojala pueda edificar un palacio para vos y mamá.

No envidio a este ejemplar aburrido, tengo veintiún años, estoy terminando mis estudios y tengo una morocha sencilla y fresca que me espera al término de la jornada.
Chau, veterano, que seas feliz, aprovechá tu cuarto de hora.

-¡Barritas, vasitos, bombón, heladosss!

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