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domingo, 2 de agosto de 2015

LA HISTORIA DE JHONY DARK

DISPARADOR: Tiene los ojos azul hielo. Un sexo indefinido, el pelo rapado, las uñas pintadas de negro. Todo su cuerpo es fibra y viaja en moto. Vive en Nueva York.

Escritores Creativos Biblioteca Ernesto Herrera
Rosa Cimbler

Entreabrí los ojos con enorme dificultad. La blanca luz de un plafón hirió mis pupilas.  Me sentía emergiendo de un largo túnel arropado con una tela nívea y vaporosa. Como flotando en su interior.
Mi garganta, seca, mis labios, cuarteados y un martilleante dolor en mis sienes. En mi seminconsciencia percibí el goteo cadencioso del suero que penetraba en mi mano a través de una vía.

Alguien me tomaba la mano derecha y me trasmitía su calor. Al cabo de un rato, caí en la cuenta de que pertenecía a mi madre.
Al ver mis ojos azul hielo parpadear, puso su boca sobre mi mejilla y me dijo emocionada.
-¡Hijo querido! ¡Cómo esperé este momento! ¡Qué felicidad!
Era evidente que me hallaba en un hospital. Recordé que me había accidentado de regreso del festival de rock en que había actuado The Cure.
Ese día había llegado sobre el comienzo, deseando pasar una velada inolvidable. Volaba sobre mi reluciente Harley Davidson sintiendo en mi cara el viento azotándola. Un sentimiento de libertad me embargaba.
Las calles de Nueva York fueron testigo de mi alocado viaje hasta la enorme carpa montada en las afueras.
Me maquillé con polvos blancos. Delineé mis ojos con lápiz negro y cubrí mis labios con labial marrón-oscuro. Mis uñas, las pinté de negro. Mi pelo, rapado.
Cubrí mi cuerpo, todo fibra, con una túnica negra de amplias mangas. Colgué de mi cuello un enorme crucifijo de bronce y strass.
Me miré, la imagen me satisfizo; era un completo dark, de sexo indefinido. La disconformidad con las normas también se revelaba en mi aspecto físico.
El festival fue realmente IM-PRE-SIO-NAN-TE bebimos cerveza y tragos que en la vorágine de la noche, resultaron excesivos. No quise escuchar cuando mi amigo Henry me dijo:
         -Te llevo, no podés conducir en ese estado. A pesar de ello, arranqué mi moto de alta cilindrada y aceleré impulsivamente. De pronto, sentí un estruendo aterrador y luego, la nada.
Había impactado contra una columna y a consecuencia de ello había sufrido traumatismos internos que provocaron el coma. Por suerte hoy puedo contarlo.


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