Escritores Creativos Biblioteca Ernesto Herrera
Susana Maly
Como todos los días, llegué al bar para sentarme
con mi consabido té, abrí mis apuntes, llamé al mozo y abrí mi cuaderno para
corregir lo que había escrito el día anterior. A veces solo llevo un libro. He
tomado ésta medida para dejar fuera los problemas y tensiones del trabajo; llovía y se sentía ideal para
saborear el té y dejar escapar mi imaginación.
Al levantar la vista en un momento, no pude dejar
de observar con disimulo, a un hombre que nunca había visto antes, era de mediana edad muy atractivo y muy bien
vestido. Un traje oscuro, camisa clara con corbata al tono y una chalina en
torno al cuello, puesta como al descuido, pero nada de eso, estas prendas
respondían a una elegancia natural, no
adquirida.
Bebía un café como esperando a alguien y miraba
su reloj con disimulo. Yo pedí otro té, ya que estaba intrigada y no quería
retirarme todavía. Bajé la mirada hacia mi lectura y al volver a levantarla,
quedé asombrada, cosa que creo le pasó al resto de las personas que estaban en
el bar, la joven sentada junto al desconocido era de una belleza increíble. De
esa que uno se pregunta si es verdadera. Era alta, de cabellos muy cortos y
castaños enmarcando un rostro de tez color caramelo. La forma de moverse y
mirar alrededor como calificando el lugar y su voz hablando un español imperfecto confirmaron mi primera impresión
de que era extranjera, parecía francesa pero después pensé, tal vez marroquí.
Los dos mantenían un diálogo que lamenté que no
llegara a mis oídos ya que sentía mucha curiosidad. Tuve que retirarme, ya era
hora, aunque con pena pues quería seguir viendo a esa pareja tan exótica.
Hoy volví al bar como siempre y a ¨mi mesa¨, la
pareja ya estaba sentada increíblemente en el mismo lugar. Ella tenía puesto un
vestido de fina lana color verde malva de mangas largas, al cuello un foulard
con llamativos colores y en sus muñecas muchas pulseras que tintineaban con cada movimiento de sus manos.
Pude observar en un momento que nuestras miradas
se cruzaron, los hermosos ojos claros sombreados de oscuras pestañas, no
aparentaba más de veintisiete o
veintiocho años, él igual de elegante
que ayer.
Estos encuentros se sucedieron durante toda la
semana, cada día los veía tan
originales, vestidos con tanto talento y buen gusto que no cesaba mi
admiración. Tenía tanta intriga y ya era viernes, ¿qué sucedería el fin de
semana, y después? Con toda seguridad no los seguiría viendo.
Me dispuse a recoger mis cosas e irme, llamé al
mozo para pagar, cuando veo que la pareja se me acerca y él sin presentarse y en correcto español me
pregunta:
-¿Ya se va? Toda la
semana nos ha tenido intrigados, ¿qué es
lo que lleva a una mujer tan guapa a estar sola y siempre con la misma rutina?
Vimos que también escribe, fuimos consientes que nos observaba pero no nos incomodó, es más
nos brindó un tema de conversación. Y ambos con un discreto saludo también se retiraron.
Ahora ¿fui yo el cazador cazado?.. Mi
curiosidad no quedó satisfecha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario