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miércoles, 12 de agosto de 2015

CURIOSIDAD RECÍPROCA

Escritores Creativos Biblioteca Ernesto Herrera
Susana Maly

Como todos los días, llegué al bar para sentarme con mi consabido té, abrí mis apuntes, llamé al mozo y abrí mi cuaderno para corregir lo que había escrito el día anterior. A veces solo llevo un libro. He tomado ésta medida para dejar fuera los problemas y tensiones  del trabajo; llovía y se sentía ideal para saborear el té y dejar escapar mi imaginación.

Al levantar la vista en un momento, no pude dejar de observar con disimulo, a un hombre que nunca había visto antes, era  de mediana edad muy atractivo y muy bien vestido. Un traje oscuro, camisa clara con corbata al tono y una chalina en torno al cuello, puesta como al descuido, pero nada de eso, estas prendas respondían  a una elegancia natural, no adquirida.

Bebía un café como esperando a alguien y miraba su reloj con disimulo. Yo pedí otro té, ya que estaba intrigada y no quería retirarme todavía. Bajé la mirada hacia mi lectura y al volver a levantarla, quedé asombrada, cosa que creo le pasó al resto de las personas que estaban en el bar, la joven sentada junto al desconocido era de una belleza increíble. De esa que uno se pregunta si es verdadera. Era alta, de cabellos muy cortos y castaños enmarcando un rostro de tez color caramelo. La forma de moverse y mirar alrededor como calificando el lugar y su voz hablando un español  imperfecto confirmaron mi primera impresión de que era extranjera, parecía francesa pero después pensé, tal vez marroquí.

Los dos mantenían un diálogo que lamenté que no llegara a mis oídos ya que sentía mucha curiosidad. Tuve que retirarme, ya era hora, aunque con pena pues quería seguir viendo a esa  pareja tan exótica.
Hoy volví al bar como siempre y a ¨mi mesa¨, la pareja ya estaba sentada increíblemente en el mismo lugar. Ella tenía puesto un vestido de fina lana color verde malva de mangas largas, al cuello un foulard con llamativos colores y en sus muñecas muchas pulseras que tintineaban  con cada movimiento de sus manos.
Pude observar en un momento que nuestras miradas se cruzaron, los hermosos ojos claros sombreados de oscuras pestañas, no aparentaba más de veintisiete  o veintiocho  años, él igual de elegante que ayer.

Estos encuentros se sucedieron durante toda la semana, cada día los veía  tan originales, vestidos con tanto talento y buen gusto que no cesaba mi admiración. Tenía tanta intriga y ya era viernes, ¿qué sucedería el fin de semana, y después? Con toda seguridad no los seguiría viendo.

Me dispuse a recoger mis cosas e irme, llamé al mozo para pagar, cuando veo que la pareja se me acerca y él  sin presentarse y en correcto español me pregunta:

-¿Ya se va? Toda la semana nos ha tenido intrigados, ¿qué  es lo que lleva a una mujer tan guapa a estar sola y siempre con la misma rutina? Vimos que también escribe, fuimos consientes que  nos observaba pero no nos incomodó, es más nos brindó un tema de conversación. Y ambos con un discreto saludo también  se retiraron.

 Ahora ¿fui yo el cazador cazado?.. Mi curiosidad no quedó satisfecha.


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