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lunes, 8 de junio de 2015

SECCIÓN: CARTAS DE AMOR

Escritores Creativos Biblioteca Ernesto Herrera
María Cristina Bossio
Leerdam, 27 de mayo, 2015
Querida Silvia

¿Te acuerdas cuando nos conocimos por Internet? Fue en aquel foro sobre los Guns and Roses. Un día que recordaré por siempre. Chateando empezamos una linda amistad que poco a poco sentimos como se fue transformando en cariño verdadero.

Tú estabas en la universidad y yo estaba trabajando en un astillero en Amsterdam. Un día, me levanté con un propósito determinado, sentado como estaba en la computadora reservé un pasaje para Sudamérica, para conocerte personalmente. En el fondo me sentía asustado, nunca había salido de mi País.

Llegué un frío día invernal  y con un “Nice to meet you”, me presenté a tus padres y hermanos que me estaban esperando en tu casa. Recuerdo que me daban la bienvenida queriendo abrazarme, como es la costumbre allá. Yo en cambio, me conduje parco, manteniendo la distancia, porque no me gusta que me toquen. Con el tiempo conocí el mate, esa infusión que se sirve en calabaza y se toma con bombilla, y se pasa de boca en boca. Jamás lo probé. Sin embargo, me gustó muchísimo la cocina uruguaya, la pasta rellena de tu mamá y el asado con papas y…sweet potatoes o boniatos como le llaman ustedes. En poco tiempo me hice ciudadano legal. Ahora podía trabajar. Era tu madre la que me acompañaba a las entrevistas de trabajo y con un perfecto spanglish nos hacíamos entender. Tenía que aprender un nuevo idioma, me dije.

Sin querer empezaron los problemas. El jornal que yo ganaba no me permitía mandarles dinero a mis padres, dependían de mí. Por lo que decidimos volver a Holanda juntos a probar suerte. Allí empezaron los contratiempos. Podías quedarte con visa de turista sólo por tres meses, luego debías salir del País y volver a entrar. 

No conseguí la visa de residencia para ti. Vivíamos en la casa de mis padres, o sea que la situación era la misma que en Uruguay. En mi trabajo me despedían cada tres meses, en el período de prueba para no pagarme el despido, y si bien nos manejábamos con el subsidio estatal, no nos daba suficiente estabilidad económica para hacer planes de futuro. These ups and downs were the worst for our relationship. 

No obstante, contigo conocí los museos de mi País, el Rijksmuseum en Amsterdam con cuadros de Rubens, Van Gogh o Vermeer, el Museum Rembrandt, que no conocía a pesar de tenerlos tan cerca.


En el fondo no queríamos separarnos, pero decidimos volver cada uno a su País y seguir carteando a través de Internet. Fue una decisión equivocada, poco a poco nuestros sentimientos se fueron debilitando, nos sentimos fracasados por no haber podido hacer realidad nuestro sueño. 
Yo no fui capaz de retenerte a mi lado, soy el único culpable de nuestra separación, no fui capaz de encarar el problema económico con la suficiente madurez. Tenía claro de que yo quería casarme contigo y no supe como sortearlos con inteligencia.

Esta carta es una carta de despedida, no llores por mí. Estoy seguro que conocerás a otra persona a quien puedas querer y que te de la estabilidad económica que yo no pude darte.

Adiós mi Princesa, mi querida y encantadora Silvia.

Tuyo por siempre

Cornelis

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