Juego en red de Escritores Creativos Palacio Salvo
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Habrá que cubrirse bien Don Aldonzo Lorenzo, replicó
su voz dándose ánimo a él mismo en la soledad de la pieza, que sólo él
habitaba. Cucharón en mano, olla a la cabeza, colador gigante atado al pecho,
dos platos pequeños de metal uno en cada codo, y calzoncillos al viento con las
pantuflas deshechas, de tanta batalla liberada, enfiló por la puerta de
entrada, saludando a todo el mundo, y salió a Millán como si nada.
Y sacándose la olla de la cabeza para saludar a la amable audiencia que esperaba en la parada, dijo: -lindo día para cazar dragones.
Y sacándose la olla de la cabeza para saludar a la amable audiencia que esperaba en la parada, dijo: -lindo día para cazar dragones.

- Señor, creo que se ha equivocado de barrio, aquí no hay dragones.
Don Aldonzo observó a Doña Euclides achinando los ojos, cómo quien mira a las doce del mediodía al sol en un día despejado, y le dijo:
- ¿Es usted la señorita Euclides Partisiana?
- Si, pero yo no….
- Usted sabe que van a venir - Alcanzó a responderle; cuando una enorme estela luminosa, rojiza, e intermitente, acompañada de música y un fuerte aroma a lluvia, pasó flotando frente a sus cabezas. De la parte superior de aquella luz se desprendían unos alborotados fuegos artificiales a poca altura. De la parte inferior, un arcoíris de color predominantemente magenta cayo allá abajo en la avenida, que modificó el paisaje, sorprendiendo a los transeúntes.
Todos volvieron la mirada hacia atrás.
Don Aldonzo vio que la mujer estaba a lomo de un animal y entendió que era la que había dado la orden.
Entreabrió los ojos, y observo que una patrulla policial liderada por un francés, lo estaba buscando
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