Escritores
Creativos Biblioteca Ernesto Herrera
Águeda Gondolveu
Mi hermano y yo
formamos parte de este hogar. No somos 0 km porque fuimos adquiridos por la
dueña de casa (en adelante la llamaré mi amiga) a un vecino que viajaba a
Buenos Aires. Cuando nos vio, sin preguntar nuestro precio, dijo "Me quedo
con ellos".
Nos trajo, nos llenó de
flores y nos puso en el modular (que no es el mismo de ahora) que hay en el
comedor, desde donde se domina toda la casa. Mi hermano no es muy
observador y se limita a dejarse estar, así que con él no tengo mucho diálogo.
Mi amiga vivió doce
años sola, desde el momento en que su compañero tuvo que partir, hecho que la
sumió en una profunda tristeza que le costó mucho superar. Hoy la acompañan sus
hijos y su vida ha tomado otros rumbos. Desde que yo la conocí (hace cuarenta y
seis años) está siempre con su cuaderno y una lapicera a mano y con un libro
cerca.
Cuando trajeron la TV
color hubo un gran revuelo en la casa, pero lo que más me gustó fue que a causa
de ella nunca se cortó el diálogo de la familia. Mi amiga suele leer en voz
alta alguno de sus escritos, cosa que yo escucho con gran interés sobre todo
ahora que la veo contenta, puesto que tiene nuevas amigas provenientes de un
taller literario que funciona en la Biblioteca del barrio.
Allí trabajan en equipo
y suelen reunirse a discutir la forma de encarar los diversos temas propuestos.
También les sirve de pretexto para conocerse y compartir un café y una charla. De
esos grupos han surgido interesantes historias que han enriquecido el
conocimiento.
La casa se ha
transformado, son otros los pisos, los azulejos, los muebles, pero nosotros
seguimos aquí. Cuando le instalaron la computadora, mi amiga, aunque tardó en
adaptarse al ratón que le llevaba la flecha para cualquier lado, descubrió que
el mismo la llevaba a introducirse en cualquier rincón del mundo.
En eso transcurre su
vida, nutriéndose de todo lo que le interesa y esforzándose siempre por lograr
la plenitud y la paz. Yo no extraño el lago, ni la admiración que sabía
despertar, porque aunque soy un cisne de porcelana, como el patito feo, aquí he
encontrado mi verdadero hogar.
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