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martes, 6 de octubre de 2015

LOS OBJETOS DE LA CASA

Escritores Creativos Biblioteca Ernesto Herrera
María Cristina Bossio

Aquél día estábamos haciendo los deberes en la mesa gris de mi casa, tachonada de chiclets duros y pegados, y de pronto, nos quedamos sin luz, como solía ocurrir, cuando hacía mucho viento. La primera impresión fue de un miedo impresionante. Sin luz se podía oír nítidamente y con más intensidad el ulular del viento golpeando los postigos en las ventanas. Papá y mamá habían salido. Estábamos solos.
Le hice un guiño a mi hermano para asustar a mi hermana con una sábana. Ella corría por toda la casa.
¡Dios mío! Cómo nos reíamos, hasta casi perder el aliento y tosíamos mucho también. Al rato recobramos la calma y nos sentamos en el suelo para prender el farol a mantilla que nos había traído de regalo mi querida tía Tita, en realidad se llamaba Eloísa. Yo la quería mucho.
Era farol, era faro de Alejandría, iluminando los ángulos más oscuros, devolviendo las formas a los objetos y tranquilizando las almas asustadas. Era la luz propia de la infancia, transparente y confiada que ora pudiera ser también una idea, una sonrisa, una esperanza o un deseo muy fuerte.
Era energía que da luz propia, era un sol que brillaba y por medio de esa energía poder conocernos mejor, saber quiénes somos, de lo que somos capaces de hacer,  hurgar en el miedo hasta destrozarlo.
Si te aterrorizas... Si te pueden...Lo que es el miedo y aun así seguir viviendo, siendo fuerte ante él, detrás de él o debajo del miedo  o al otro lado de la frontera del miedo. ¡Y querer triunfar del miedo!

    

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