Escritores Creativos Palacio Salvo
Gustavo Oxehufwud
Boletear
al pasado, en eso andaba, cuando descubrí que poner los ojos de hoy en conserva
y recuperar la mirada de ayer, era la más amistosa manera de acercarse.
Y
así llegué hasta mi casa, mi antiguo hogar, en el que prácticamente nací,
treinta y siete años atrás. No quise entrar enseguida, me detuve a meditar a la
sombra del umbral.
Y
ahí estabas: bonita, a la orilla de la escalera, casi en la entrada de mí
cuarto. Nadie parecía querer tocarte, sombras
se acercaban pero, definitivamente siempre sola. Te escuche hablar en
alguna noche o siesta, gracias a la humedad o al calor, o lo que produce el
paso del tiempo. Me di cuenta ahí, que eras más que un objeto.
Fuiste
la primera en el camino, deteriorada si pero solidaria. Así te enterraste en
mí, me doy cuenta ahora, a la distancia, así, silenciosamente, con paciencia
revolucionaria.
Un
día te inmolaste con la mecha del tiempo, te explotó el brazo, el puente, las
cuerdas, todo; y comprendí que me soltabas la mano, que ya estaba listo para
otra.
La
primera güitarra siempre se recuerda, sobre todo en los difíciles momentos del
comienzo.
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