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lunes, 21 de septiembre de 2015

CRUCE DE PERSONAJES

Escritores Creativos Biblioteca Ernesto Herrera
Sonia Martínez y Rosa Cimbler

Elizabeth Brum es decoradora de ambientes. Cuenta con una trayectoria en el ramo de siete años, en forma satisfactoria. Tiene treinta años de edad. Posee un sentido de la estética, que lo refleja en principio en su aspecto físico el cual cuida, y en su forma de vestir combinando con gusto colores y texturas en sus prendas.
Es detallista y convincente a la hora de expresar sus ideas. Esto conlleva casi siempre el liderazgo en sus emprendimientos, sumado a la buena comunicación que posee con contratistas, trabajadores y arquitectos. En la mayoría de los trabajos que realiza encuentra soluciones rápidas, de costo no excesivo para el cliente.

Para dar comienzo al trabajo, Elizabeth Brum exige al cliente el pago por adelantado del cincuenta por ciento del costo total para adquirir el equipamiento necesario, especificando que al finalizar el trabajo, se deberá pagar el resto adeudado en efectivo. La semana pasada por encargo de la Sra. Julia Fernández, dio por finalizada la decoración de su apartamento.
La Sra. Fernández a la hora de liquidar la deuda por el servicio prestado, inició una conversación nada inteligente, quedando claro para Elizabeth Brum que aquélla, no tenía voluntad de pagar lo adeudado. Elizabeth Brum prefirió dar por finalizada esa conversación estéril, retirándose posteriormente muy molesta, ya que había dispuesto varias horas de trabajo y esfuerzo para ese emprendimiento, sin verse retribuida.

Es martes 10 de agosto el Dr. Mauricio Vidal se encuentra en su bonito apartamento que posee en la calle Lauro Muller en el Parque Rodó. La luz mañanera se cuela insolente a través de las rendijas  de los ventanales .

El despertador del celular programado a diario a la hora siete, suena implacable. Mauricio lo apaga, se levanta ágilmente y comienza a ejecutar la rutina que le permite llegar a su oficina en el Centro, alrededor de ocho treinta. Atiende de lunes a jueves entre dicha hora y las trece treinta. Los viernes los dedica a su solaz, practicando aikido. Los sábados hace natación en el club Defensor Sporting. Ello le permite mantenerse en buenas condiciones físicas y a la vez liberarse del stress implícito de su profesión: abogacía.
En el trayecto que une su hogar con su oficina, mientras conduce rememora lo bien que lo pasaron en Café Bolero, escuchando oldies con Estela la noche del sábado. En sus pensamientos aparece de pronto la imagen de Florencia, su hija  a quien hoy le toca llevar al ballet. Es una tarea que disfruta. Adora a esa niña de cabello rubio y figura espigada y se siente orgulloso de ella.

Al llegar al edificio donde está su despacho, saluda a José el portero, por quien siente simpatía. Sube al segundo piso. Una vez en su oficina, se dispone a encender su ordenador cuando siente el timbre de su teléfono. Lo deja sonar por espacio de quince a veinte segundos. Toma el tubo y con voz  clara  dice:
                 -Hola,aquí estudio jurídico del Dr. Mauricio Vidal, ¿en qué puedo servirle?
                          -Necesito comunicarme con el Dr. se encuentra ?
                          -Él habla, con quién tengo el gusto?
                          -Soy Elizabeth Brum, amiga de Estela, su prometida. Las dos concurrimos al gimnasio Vikingo. Ayer al salir de nuestra clase nos entretuvimos conversando. Entre otros temas le comenté que me encuentro en aprietos a causa de una clienta que se rehúsa a  abonar mis honorarios.

Me desempeño como decoradora de ambientes y no sólo realizo proyectos sino que acompaño a mis clientes en la búsqueda del equipamiento.
Mi trabajo es reconocido lo cual me llena de satisfacción. Estela me dio su celular.

                      -¡Ah... si !, algo me anticipó sobre el tema que a Ud. le preocupa. ¿Qué le parece si pasa por mi estudio el miércoles entre las 9 y 11 horas?, es en Germán Barbato 1394 esc. 207.
                      -Encantada, allí estaré.
Llegado el día Elizabeth Brum se presentó en el estudio del Dr. Vidal. Al entrar al despacho del mismo, se encontró frente a un hombre amable que le tendió la mano con una amplia sonrisa .
                    -Buen día Dr. le aseguro que en mis años de trabajo es la primera vez que me pasa esto.
                     -¡Ojalá que  con su ayuda logre  cobrarle mi trabajo a la Sra. Fernández!
                     -¡Por supuesto que sí!, confíe en mí. ¿Tiene Ud. algún documento que avale su desempeño en la tarea encomendada?

                     -Por supuesto Dr. acá tiene la hoja membretada con el detalle de los trabajos de decoración que realicé. Como verá tiene la firma  de la clienta. Ella se quedó con una hoja de iguales características firmada por mí.
                    -Excelente, tiene Ud., el teléfono de la Sra Fernández?
                    -Sí, lo tengo ,el número fijo y el celular.
                    -La llamaré-le dijo-, ¿está Ud. segura?- vacilando.

El Dr. Vidal toma su celular y se comunica con la Sra. Fernández.
                  -Hola. Soy el Dr. Mauricio Vidal. En mi despacho se encuentra la Sra. Elizabeth Brum quien esta reclamando el pago de sus honorarios por un proyecto de decoración que ella realizó por encargo suyo.
                  -Si...pero...no concreté nada...por qué debo abonar?
                  -Ocurre Sra., que Ud aceptó el proyecto realizado por la Sra Brum como lo demuestra la hoja membretada firmada por Ud., por esa razón está obligada a abonarlo.
La Sra. Julia Fernández comenzó a titubear. La llamada de un abogado no era algo para dejar pasar por alto. Quedó preocupada.
               -Bueno...pero...en este momento...
               -Sra., mi cliente está reclamando con toda justicia el pago por su trabajo. 

Haremos lo siguiente: en cuatro días volveré a llamarla,espero que en ese plazo Ud pueda resolver y dar una respuesta favorable. Será lo mejor para ambas.
Elizabeth  puesta al tanto de lo conversado se retiró más confiada del estudio.
Pasada una semana recibió la llamada del Dr Vidal.


                 -Tengo que darle una buena noticia, la Sra. Fernández vino a pagar su deuda. Puede pasar a retirar el dinero. La gestión realizada había resultado exitosa. 

El Dr. Vidal atendiendo a su amistad con Estela no quiso cobrarle. Ella, muy solícita se ofreció a decorar el hogar donde él y su amiga del gimnasio se aprestaban a compartir en un  tiempo muy breve.

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