Escritores
Creativos Experimental de Malvín.
Stella Duarte
Cuando bajó el telón,
sentí un gran alivio. El estreno fue un éxito. Había esperado tanto que llegara
ese día…
Los ensayos generales
interminables, teniendo que vencer el sueño, el cansancio, el dolor en los
músculos, los pies destrozados. Pero gracias a las píldoras milagrosas que
traía Alicia, todo era un placer.
Cuando llegué a esta compañía
fue diferente. Ahora todo es armonía, disfruto mucho y siento que voy a llegar
a brillar en la danza como soñó mamá, después de tanto sacrificio para pagar
mis clases y mis exámenes.
No siempre va a pasar
igual, siendo la más débil, la relegada, ahora voy a ser fuerte y venceré -divagaba.
Pensé en llamar a
Alicia, ella es una gran amiga. También compartimos el secreto con Sara y
Ricardo. Siempre vamos a estar unidos, nos comprometimos a ello y vamos a ser
los mejores, nadie nos va a superar.
Después de un día,
después de la euforia y la fiesta, empecé a sentirme mal, nerviosa, sudorosa y
no entendía por qué.
Alicia no contesta,
recién tenemos ensayo en tres días, no puedo dormir, quiero comunicarme con
Sara y Ricardo y no están, ¡qué puedo hacer, dios mío!
Decidí ir a la casa y esperarla, al rato de estar, la vi llegar, me saludó alegremente y me
hizo pasar. Yo empecé preguntar por qué no me contestaba y le expliqué que no había
podido dormir. Le pedí las píldoras mágicas como ella las llamaba. Me miró
largamente y su voz cambió al decirme: son
muy caras y hay que conseguirlas. Si las necesitás las vas a tener que pagar.
Empecé a suplicarle:
Alicia, somos amigas, compañeras junto con Sara y Roberto, tenemos sueños de
ser los mejores, además no me habías hablado de precio.
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