Escritores
Creativos Experimental de Malvin
Mabel Estévez
PARTE I.
Hace años que vivo con
miedo al miedo de un futuro incierto. En cuatro años y unos meses, me han hecho
diálisis, doné un riñón a la ciencia, ya que afectaba a otros órganos por su
tamaño.
En marzo de 2015, la
vida puso en mi camino, el desafío de un trasplante renal. Cada día es un día
ganado a una infección, a un rechazo renal, a un virus o una internación.
A principios de agosto,
me hicieron un procedimiento médico que me produjo un sangrado interno. Por unas
horas los médicos pensaron que “de esta
no salía”.
Convivo con un
constante miedo al miedo a un futuro incierto. Lo escondo entre risas y bromas,
no por vergüenza sino para quitarle poder.
Quiero que se vaya y
así darle espacio a la esperanza. Ese miedo a un futuro incierto, habita en mí,
está al acecho. Solo tengo un remedio: amar y respirar vida, cada segundo de mi
existencia.
PARTE II.
Desde el 2011, me
acompaña esa sensación de miedo a un futuro incierto. En febrero de ese año, ingresé a diálisis. Todavía
recuerdo el primer día: llegué a las seis y media, acompañada de mi esposo. Ahora
que lo pienso, mi sonrisa escondía ese miedo.
Jamás hice catarsis de
llorar, como los demás pacientes, era como un ritual. Ahí comenzó una
rutina de tres veces a la semana, de cuatro horas cada sesión. No sé qué me
cansaba más, el dializarme o los malestares pos diálisis. Lo disimulaba con el
humor; algunos compañeros caían en
sueños profundos, quizás para perderse por un rato.
Entre dolores de cabeza,
vómito, cansancio, los días pasaban. Sí, reconozco que el miedo a un futuro
incierto, era la sombra que se llevaba a algunos compañeros, a un lugar donde
no había pena alguna. A veces la muerte robaba sus almas en plena diálisis.
En junio de 2014, me
hice los exámenes para ingresar a la lista de espera para un trasplante renal.
Ahí me di cuenta que
para vivir debía enfrentar a mi miedo, lo miré a la cara y con todas mis
fuerzas le dije:" apuesto a la vida ", el rió a carcajadas que
inundaban todo con un chirrido insoportable. Lo confronté y ahí estaba su
mayor miedo, me acerqué a su oído y le dije : " yo tengo algo que a ti te
falta, mi amigo..." Fe "... Esa palabra le produjo pánico , él
no quería perder a ninguna de sus almas, eran hijos elegidos.
Es como un partido de ajedrez,
todo depende quien haga el movimiento más inteligente, con las fichas que
le quedan. Para vos que estas escuchando esta historia, el juego todavía no
terminó.
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