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domingo, 6 de septiembre de 2015

MIEDO AL RIDÍCULO.

Escritores Creativos Biblioteca Ernesto Herrera

María del Pilar Leivas

Surge de una personalidad insegura, de un enorme deseo de gustar a los demás, debido a una excesiva valoración de los convencionalismos sociales y loa patrones de conducta.  Se preocupan por no hacer algo inadecuado y sienten vergüenza cuando alguien actúa en forma incorrecta o se comporta de forma extravagante. Sufren ante cosas sin importancia que pasan inadvertidas a los demás.

Grabación de entrevista
Paciente: Maria Teresa Morales
Archivo del Dr. Raphael Alderette.
-¡Buen día Doctor!
-¡Adelante María! Tome asiento y cuénteme que la trae por aquí.
-¡Ah!...una historia larga que comienza en mi niñez.
Desde pequeña fui muy callada, temerosa. En la escuela, los maestros siempre ponían en mi carné, que intervenía muy poco y me costaba relacionarme con mis compañeros. Todo me daba vergüenza, no quería pasar al pizarrón por miedo a que se rieran de mí ante un error…y llegué a negarme a bailar el Pericón con toda la clase, en sexto año, porque sabía que iba a equivocarme. Sufría y lloraba en silencio en mi cuarto, para no preocupar a mis padres.
-Pero veo que se expresa muy bien…¿Y cómo sigue esta historia en la adolescencia y el liceo?
-Más o menos como en la escuela. Era buena alumna, me refugiaba en el estudio. Me gustaba mucho leer y toda mi adolescencia la pasé rodeada de libros que me ofrecían todo lo que no podía hacer; me daban diversión, compañía, soñaba con ser como cada personaje de cada historia.
-¿Y no le gustaba encontrarse con amigas, ir a bailar, vestirse y maquillarse para salir?
-Lo intentaba, alentada por mi madre que me hacía lindos vestidos, pero lo pasaba muy mal, era torpe para bailar, muy delgada, sentía que la ropa me colgaba sin gracia, que todos me miraban para criticarme o reírse de mí. Poco a poco dejé de salir.
-¿Siguió estudiando?
-Bueno, mi amor por los libros hizo que estudiara Biliotecología, logrando licenciarme. En la actualidad, trabajo en la Bilioteca Nacional.
-¿Y la parte afectiva? Veo que usa una alianza ¿Está casada?

-Sí, sigo siendo muy tímida, y como dije, me costaba relacionarme. A la Biblioteca, venía a estudiar un joven; me miraba y yo me escondía; pero él fue insistiendo en que yo lo atendiera. Mis compañeras me hablaron tanto, que hice un esfuerzo en superar mis temores. En realidad, no sé qué vio en mí, pero pasado un tiempo, un día me esperó a la salida y me invitó a tomar un café en el bar de enfrente. Yo no sabía que contestarle, él me tomó de la mano y cruzó decidido la calle. A mí me gustaba, pero sentía mucha vergüenza y me ponía colorada y nerviosa. Creo que jugué un poco a ser uno de esos personajes de las historias que leía y así, nos seguimos viendo, íbamos al cine, al teatro, a cenar, pero me negaba a concurrir a reuniones, a estar con mucha gente. Hace un año que nos casamos.

-Me parece que Alejandro vio en usted algo que le cuesta reconocer. Yo creo que es una mujer muy atractiva e inteligente. Me gustaría saber en qué momento o qué sucedió para que usted viniera buscando ayuda, apoyo psicológico.
-Alejandro es muy comprensivo, me conoce y sabe lo que me cuesta relacionarme socialmente, pero hay momentos en que es inevitable salir, cenar con amigos. Hace un mes, asistimos a una reunión con sus compañeros de trabajo; todos iban con sus parejas, no podía evadirme del compromiso.
Ya elegir cómo me vestiría, fue una tortura, sentía que todo me quedaba mal, que todos me mirarían y me criticarían. Llegada la hora, me puse el vestido más sencillo que tenía, como para pasar desapercibida y allá marchamos…
Fui presentada a todos, no sabía de qué hablar, escuchaba y no entendía lo que me decían, me sentía mal, ridícula, tonta. Fui poniéndome colorada, tenía palpitaciones, empecé a sudar…

Fui al baño y no paré de vomitar. No sé quién le avisó a Alajandro, que vino a buscarme y volvimos a casa.
Al otro día, hablamos mucho de lo que pasó y me convenció para que buscara ayuda.
-¡Y aquí estoy!


- ¡Excelente! es muy valioso que cuente con el apoyo de su esposo. Poco a poco lograremos controlar esos miedos, esa falta de confianza en sí misma. Unas veces nos reuniremos con usted sola y otras con su esposo. Confíe en mí y sobretodo, confíe en usted, para superar esos problemas.

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