Escritores Creativos Biblioteca Ernesto Herrera
María del Pilar Leivas
Diez minutos…solamente
puedo quedarme diez minutos. Amo la playa, el sol, las olas espumosas y los
mariscos, es especial los camarones al ajillo con un vinito blanco helado.
Es temprano, algunos
niños juegan al cuidado de sus nanas o sus abuelas, los papis brillan por su
ausencia; es que “la gente linda” como nos llaman, nos acostamos arde y
dormimos hasta después del mediodía.
La sombrilla me protege
de un ligero viento del este. Me unto con abundante protector y me extiendo
voluptuosamente en la colchoneta azul como el mar. Me siento bien, el calor del
sol me va adormeciendo, pero no puedo quedarme mucho.
Gerardo, ¿Qué pasará
con Gerardo cuando se entere? Su exitoso mundo se derrumbará. En realidad, un
mundo ficticio; él con su empresa, sus amigos, el golf, el gimnasio, verse
bien, verse joven…y yo, compitiendo con las mujeres que lo miran. ¿Y el amor?
¿Perdona todo? ¿Fortalece la pareja? ¿Y los niños? ¿Cómo se enfrentarán a esto?
¿Cómo se los digo?
Debo pensar que me
pongo esta noche. La solera larga blanca estará bien, estoy delgada y contrasta
con mi piel bronceada; además, nunca me la puse este verano. El vino, debo
llamar a Gerardo para que recuerde comprar unas botellas para llevar.
Miro el mar a través de
mis lentes y me voy despidiendo de este hermoso lugar. Pasa un heladero que me
mira de reojo y me sonríe… ¿Es su táctica para atraer a los compradores? Con seguridad,
su vida es la mitad de complicada que la mía…
Pero ahora debo ser
egoísta, debo pensar en mí, tener fe de que todo saldrá bien.
Debo pasar esta
noche, distraerme, va a ir muchos profesionales conocidos. ¿Y si lo encuentro
esta noche en la? Ojala no le diga nada a Gerardo, debo contárselo todo yo sola
y esperar hasta mañana, el resultado de la biopsia.
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