Escritores
Creativos Experimental de Malvín
Betty Chiz
Tengo dos días de plazo
para abandonar la isla. El guardacostas me anuncia por el megáfono que no puedo
permanecer en ese territorio que hace una semana fue declarado patrimonio de la
humanidad por la UNESCO.
Cuando encallé con mi
velero y pude salvar las pocas vituallas que llevaba a bordo, más algunas
prendas, no me imaginé que me iba a quedar estos diez años, comiendo dátiles,
pescando sardinas, cazando algún pato, alguna liebre y cosechando tomates y
calabazas cuyas semillas utilicé de las que pude rescatar de mi equipo de
emergencia. Un manantial de agua dulce que descubrí cuando me interné isla
adentro fue lo que me permitió saciar mi sed y utilizarla en mis cocciones.
Dicho sea de paso, una caja de cerillas y un fogón ardiendo siempre,
sustentaron mis días.
Era tan grande mi
sensación de paz, que cuando las patrullas surcaban el agua a pocas millas, yo
deseaba que no se percataran de mi existencia.
Es que era un disfrute
escapar de aquella horrorosa oficina llena de ficheros metálicos, computadoras,
cables, enchufes, desayunos de trabajo, camisas remangadas y corbatas a rayas
diagonales con los colores de la empresa. Era relajante salir de la rutina de
gráficas en las pizarras blancas y los drypens marcando con unas líneas el
ascenso de las ganancias y con otra, el descenso de la incidencia salarial en
los costos. Fue un alivio dejar de ver a los alcahuetes de siempre, orejeando a
gerentes y ejecutivos.
Por las mañanas me
zambullía en las aguas transparentes, jugaba con los delfines, les cantaba y
ellos me arrullaban. No dejé de afeitarme ni cortarme el cabello, costumbre que
me producía placer. Dejé de extrañar a mi familia.
Supongo que ahora mis
hijos deben haber crecido. Incluso ya serán ingenieros o arquitectos o músicos,
vaya a saber qué resolvieron hacer con sus vidas. Yo me tengo que ir preparando
para la vuelta a la civilización.
Para cuando vuelva,
tengo que demostrarles que los extrañé mucho. Una mentira piadosa para
sumergirme nuevamente en la infame selva y evocar esta escapada a la Isla.
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