Escritores Creativos Biblioteca Ernesto Herrera
Me miré al espejo. ¿El
me encontraría atractiva? La cita a ciegas que había concertado por internet,
más a instancias de mi amiga Clara que por mi propia decisión, me había sacado
de mi habitual quietud.
¿Y él, cómo sería? Habíamos
conversado de varios temas, teníamos de acuerdo expresiones similares,
inquietudes, una multitud de sueños y la necesidad de encontrar alguien con
quien compartirlos.
La foto que aparecía lo
mostraba alto, atlético, con unos ojos color niebla, al menos así los veía yo.
¿Qué hacer? Me había
puesto la blusa que tanto me gustaba, recogí mi cabello rubio y como único
adorno la pulsera de perlas, regalo de mi madre.
Bien, lo haré –pensé
¿Qué podía perder?
A lo sumo me llevaré
una desilusión más de las tantas que me tocó afrontar. En realidad, lo que me
gustaría para mí, sería un ser sensible, amable, tierno. Sin embargo, tenía
mucho miedo, no sabía si me animaría a ir a su encuentro.
Pero –pensé, si no me
agrada no tengo más que volver a lo cotidiano, a lo seguro. No seas cobarde –me
dije- la vida es una prueba y hay que someterse a ella. En cualquier caso,
sería una nueva experiencia.
Quizás en este momento
se estaría tejiendo mi futuro.
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